«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
EDITORIAL
|
1 de febrero de 2022

Comunismo y caos en Perú, una redundancia

El expresidente peruano, Pedro Castillo

Si el presidente peruano Pedro Castillo —un dice él que profesor rural con sombrero chofano que jamás ha enseñado; un liberado sindical con el discurso más pobre que los siglos peruanos han visto y una incapacidad asombrosa para enfrentarse ni siquiera a las preguntas más fáciles de la prensa—, es lo mejor que podía presentar el comunismo peruano… cómo será el resto.

Esto es lo que se decía apenas la semana pasada después del papelón que hizo Castillo en sus balbuceantes respuestas a la entrevista que concedió —en qué hora— a la cadena CNN, que desde luego no es la combativa cadena Fox.

Aunque podamos intuir la categoría de su Consejo de Ministros, jamás conoceremos la verdad después de que Mirtha Vasquez, el segundo primer ministro que ha tenido Castillo en sus seis meses de mandato, renunciara junto al ministro del Interior, provocando el cese de todo el Gabinete ordenado por el presidente sin contar con el aparato de su partido. Un partido manejado por ese trasnochado chavista del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla que es Vladimir Cerrón. Sin apoyo político, con su enésima crisis de Gobierno (esta, crisis total), con un escándalo de corrupción diario, con unas cifras alarmantes de desinversión… la presidencia de Castillo es un caos y más del 70 por ciento del pueblo peruano exige su destitución.

El penúltimo ejemplo del caos lo tienen en la decisión del Gobierno —de lo que queda del Gobierno— peruano de retirar el permiso a la empresa española Repsol para cargar y descargar crudo en su refinaria de La Pampilla después de un vertido mal controlado. Es decir: un vertido irresponsable de poco más de 10.000 litros se castiga paralizando una instalación que refina 130.000 litros de crudo al dia. Insensatez y desproporción, las marcas del socialismo.

Esto es, en resumen, el comunismo. Desorganización, mediocridad, corrupción, purgas y caos. Pero no nos referimos sólo al comunismo peruano, sino a todo el comunismo. Es conocido, y a las actas de la Historia nos remitimos, que los gobiernos socialcomunistas siempre están plagados de mediocres activistas que medran a la sombra del líder y que son purgados en cuanto dejan ver la más mínima desafección. Por eso es tan frecuente ver a ministros aplaudiendo medidas irracionales de «compromiso político» como por ejemplo una Ley de Vivienda que va en contra de la propiedad privada, pilar esencial de las sociedades prósperas, antagonistas de las sociedades quebradas, sinónimo de comunistas.

Un Gobierno socialcomunista, y todavía más si el comunismo es de corte maoísta como el peruano, siempre es una desgracia porque antecede al inevitable caos. En algunos casos, las pruebas del caos las encontraremos en una purga masiva, en otros, en la muerte del mensajero como es el caso de la operación puesta en marcha para silenciar a los medios críticos como PBO Radio; en otros, con un fiscal muerto en la bañera, con un narco refugiado en Cabo Verde, con expropiaciones y nacionalizaciones de sectores claves que jamas vueven a funcionar. Incluso los hay que hoy mismo, en pleno siglo XXI, hacen desaparecer candidatos presidenciales o sobresaturan los presidios después de una marcha del pueblo exigiendo la libertad.

El comunismo es todo lo contrario al Estado de Derecho. Y sin Estado de Derecho no hay equilibrio. Y sin equilibrio todo se precipita al caos.

El comunismo y el caos, quod erat demonstrandum, es una redundancia. En Perú, lo único que cabe exigir es la destitución inmediata de Castillo y la convocatoria de elecciones presidenciales y legislativas libres. Hoy, mejor que mañana, porque mañana puede que no queden ya medios críticos, ni jueces imparciales, y puede que par entonces todos los generales de la Policía hayan comprado su ascenso (para más información sobre este asunto, escuchen PBO Radio y sigan las emisiones de Willax TV).

Si Perú espera a mañana, será tarde. Miren a Venezuela.

Noticias de España

.
Fondo newsletter