La decisión de la Unión Europea de excusarse en la pandemia para enviar apenas una misión mínima de tres especialistas como observadores a las elecciones de pasado mañana, domingo, en Ecuador, es insostenible. Sí se sostendría si estos comicios presidenciales fueran apenas unas elecciones regionales en el Territorio Norte de Australia o similar, pero las elecciones en Ecuador son de vital importancia para frenar la consolidación del poder del socialismo corrupto y criminal que amenaza las democracias liberales y que representa el fugado expresidente Rafael Correa a través de su exministro y hoy testaferro, Andrés Arauz.
Una decisión irresponsable a todas luces sobre todo cuando tenemos el antecedente de lo ocurrido en octubre de 2020 en las elecciones bolivianas, en las que el fugado menorero Evo Morales compareció y gano a través de un hombre de paja como Luis Arce, a quien el socialismo del siglo XXI acaba de incorporar al Grupo de Puebla (la organización socialcomunista financiada por el chavismo y liderada por la tiranía cubana), sucursal del Foro de Sao Paulo, en recompensa por los servicios prestados.
Sí que es cierto que en aquellas elecciones bolivianas la derecha en el Gobierno de Jeanine Áñez cometió la torpeza tantas veces ya observada de centrarse y contemporizar con el socialismo. Y sí que es cierto que el presidente ecuatoriano Lenin Moreno ha dado la batalla contra el narcoterrorismo y el correísmo del que él formó parte y que tan bien conoce. La esperanza que hoy representa el candidato liberal, Guillermo Lasso, no debe ser puesta en riesgo por la irresponsable dejación de funciones de la Unión Europea. Es lamentable ver cómo la Europa de los burócratas regala al socialismo castrochavista un nuevo laissez faire y usa el comodín de la pandemia incluso después de que el Grupo de Puebla anunciara una presencia masiva de observadores financiados por regímenes tiránicos y corruptos como el venezolano.
Todo este dislate, sin haber tenido que mencionar que Ecuador es socio preferente de la Union Europea desde 2017, desde el fin del correísmo que el domingo podría volver para rematar el saqueo. Parece mentira que a estas alturas del juego haya que recordar a Europa que a los socios no se les deja solos, y mucho menos cuando están mal acompañados.
