El asesinato de Sergio Delgado, joven de vallisoletano de 32 años que había acudido a una despedida de soltero a Burgos, ha conmocionado a la ciudad del Pisuerga y a toda Castilla y León. La víctima no estaba preparada para el puñetazo mortal que acabó con su vida y no se puso defender. El agresor, de 23 años, está vinculado a un grupo de extrema izquierda (portaba multitud de pasquines del ‘Mancebos BCF’, vinculado a los izquierdistas y proetarras de ‘Resaca Castellana’) y le mató por ser de Valladolid.
El crimen pone de manifiesto el intolerable error y la irresponsabilidad que supone alimentar las rivalidades provinciales sin sentido y la necesidad de desarticular de una vez (y de raíz) a los grupos de extrema izquierda que siembran el odio y la discordia con la excusa —a veces— del deporte, y que cuentan con la protección de algunos clubes deportivos —que conocen su carácter agresivo y violento pero no actúan en consecuencia—, de políticos y de medios de comunicación, silentes siempre ante su violencia permanente.
Se hace imprescindible que el Gobierno, la Fiscalía a su servicio o las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado persigan el terrorismo callejero de la extrema izquierda, que hoy cuenta con impunidad en España, aunque estamos convencidos de que lamentablemente no se hará.
El de Sánchez es, sin duda, un Ejecutivo que ampara la delincuencia y se alimenta de la violencia. Y para muestra un botón: la amnistía de los peores delitos contra la unidad nacional o la estima de la que gozan los pistoleros de la banda terrorista ETA, a los que continúan concediendo beneficios penitenciarios, y sus herederos, definidos por el PSOE y sus dirigentes como «partido progresista democrático».
