La noticia confirmada de que el Gobierno socialcomunista ha comunicado a la Unión Europea que pondrá peajes en todas las autovías de España como tarde en 2024, supone una burla inadmisible y un grave atentado en una España empobrecida por esta mezcla, a partes iguales, de pandemia e ineptitud gubernamental y autonómica.
Si la Unión Europea exige medidas económicas a cambio de sus fondos de resiliencia, debe ser en la contención del despilfarro político donde ha de mirar el Gobierno, y no en el bolsillo de los trabajadores y pensionistas que ya han pagado, y de qué manera, la construcción y el mantenimiento de esas autovías y que en algunos casos habían recuperado después de décadas de pagar el derecho a transitar en libertad por una carretera ya amortizada.
Hay cientos de medidas para contener el gasto en una nación como España antes que subir impuestos o crear tasas (bajo el falso nombre del ecologismo) que afectarán al sector turístico que ya ha sufrido bastante con la incompetencia de este Gobierno. La reducción de Ministerios inútiles e identitarios como el de la pareja del fugado Pablo Iglesias o acabar con la financiación pública de los partidos políticos y sindicatos serían dos buenos comienzos para ver que, por una vez, la clase política del consenso progre sufra en vez de la clase trabajadora empobrecida por los desmanes de los políticos.
Nuestro aviso leal a este Gobierno es que mire a Francia y lo que ocasionó el movimiento de los ‘chalecos amarillos’ y que se prepare para la ola de indignación sensata que el anuncio de que volveremos a pagar por viajar, como si ya pagáramos poco en tasas e impuestos de circulación, junto con la desaparición de la declaración conjunta del IRPF (que daña a las familias con menos recursos), así como la subida de los impuestos al diésel —ese combustible de los ricos, nótese la ironía—, provocará en la inmensa mayoría de los españoles. A excepción, claro, de todos aquellos que se autoinvitan con nuestro dinero a viajar en Falcon, en helicóptero SuperPuma o en coche blindado a residencias estivales que también pagamos nosotros.
Durante los próximos días, semanas e incluso meses, los medios adictos se llenarán la boca de términos como «transición ecológica» o «desarrollo medioambiental» para vendernos que saquear la cartera pelada de los españoles y vaciar nuestras autovías es lo mejor para el futuro del planeta. Si fuera por eso, Corea del Norte sería el destino soñado de la niña Greta, y creemos que no. En este sentido, otra forma de contener el gasto sería eliminar subvenciones a medios privados o acabar con el gasto descomunal que ocasionan los medios públicos que sólo están al servicio del poder cuando el poder es de izquierdas.
La movilidad de las personas es esencial para el desarrollo económico de una nación. Eso es de primero de Economía y de segundo de Sociología. Y que Pedro Sánchez no lo sepa es otro motivo, aparte de las pruebas abrumadoras, para desconfiar de que sea doctor en Economía.
Ha llegado la hora de decir que basta ya. Que esta vez, la cuenta de su desgobierno la paguen ellos.