Tras la espantá protagonizada por la practica totalidad de sus socios parlamentarios en la sesión de control al Gobierno, ahora mismo podemos contar con los dedos de la mano los apoyos que todavía le quedan a Sánchez y que respaldan su inutilidad ante el colapso de la economía española.
A saber: el dedo gordito, UGT y Comisiones Obreras; el índice, el Rey de Marruecos; el anular, Ana Patricia Botín y su termostato; y el meñique, el presidente del PP de Ceuta, Juan José Vivas. Este último, con un cariño derretido y apasionado—«querido presidente» hasta siete veces— que da qué pensar sobre cómo de subsahariano ve su futuro después de que todas las encuestas den a VOX como primer partido en la ciudad autónoma.
El dedo que nos falta, el corazón para más señas, es el que ocupan los medios adictos, los públicos y los gubernamentales. Y eso ya es algo. Sánchez, con nuestro dinero, esta movilizando los recursos del Estado para enterrar su responsabilidad en esta crisis y culpar de todo a la ultraderecha, a Putin o al derretimiento de los Polos. Asomarse a las televisiones financiadas con nuestro dinero y ver a sus maquinarias de guionistas echarle las culpas del aumento de los precios a los consumidores ‘por acaparar’ o a las patronales ‘por resistirse a usar sus provisiones de fondos de los beneficios de ejercicios pasados’, es un ejercicio de profunda vergüenza ajena; sobre todo cuando se recuerda la pésima gestión gubernamental de los peores momentos de la pandemia.
El Gobierno socialcomunista , más comunista que social, se ha quedado sin los pocos restos que todavía le eran fieles de la clase trabajadora en recuerdo sentimental de lo que una vez fue el socialismo pero hace ya tanto que nadie se acuerda… Separatistas, nacionalistas y golpistas, que se dicen progresistas como falsa bandera, los mismos que no dijeron nada cuando en junio de 2020 las principales agencias económicas del mundo alertaban de la inflación que estaba por venir, abandonan hoy el barco del Gobierno que zozobra por la ineptitud del capitán y de toda su tripulación.
Los mismos enemigos de España (porque los socios del Gobierno lo son, y de qué modo), que ayer le aprobaban las fruslerías inclusivas, sostenibles y ecofeministas del Gobierno, son los que por puro instinto de supervivencia, ponen hoy al borde de la muerte una legislatura que debió haber finalizado el día que Sánchez levantó el primer estado ilegal de alarma.
Todo pinta mal para el Gobierno, pero podría ser peor. Podría volver a llover polvo del Sáhara y hasta podríamos leer en un periódico francés a fuentes marroquíes reales negar que hayan renunciado (Iceta dixit) a Ceuta, Melilla y las Canarias. Podriamos ver a los banqueros pensar en sus clientes y no sólo en los dividendos. También podríamos ver a los sindicatos que ya han cobrado las subvenciones abandonar a Sánchez. Cuando esto último ocurra, porque ocurrirá, al Gobierno sólo le quedarán sus medios de comunicación adictos y el cariño sincero y apasionado del presidente del Partido Popular en Ceuta.
Solo, fané y descangallado, flaco, dos cuartos de cogote y una percha en el escote bajo la nuez, el presidente debería ahorrarse el bochorno y convocar elecciones. O deje de ver Clan y póngase este vídeo. Es muy instructivo.
