«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
13 de mayo de 2022

Zapatero nos avergüenza… otra vez

El ex presidente español y hoy miembro del Grupo de Puebla, José Luis Rodríguez Zapatero (Isabel Infantes / Europa Press)
El expresidente español y hoy miembro del Grupo de Puebla, José Luis Rodríguez Zapatero. Europa Press

Con su tono melifluo y esdrújulo, su cara de no haber destrozado la economía de España, sus hombros encorvados de zopilote, su mirada de cuentanubes… el expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, todavía podrá engañar a unos pocos al otro lado del Atlántico, pero no a los que hemos sufrido el peor Gobierno, con mucho, de la Historia moderna de España… por lo menos el peor Gobierno hasta que llegó Pedro Sánchez, que trata con desesperación de empeorar lo que parecía inempeorable.

Es cierto que incluso al final de su mandato, cuando prometió, con esa cursilería que le caracteriza, que marchaba a contar nubes, le creímos. No porque pensáramos que sabía contar, que es algo que sabemos que no aprendió ni en dos tardes, sino porque para un gestor tan inútil como Zapatero, contar nubes era la única actividad inofensiva a la altura de sus méritos y capacidades.

Pero era mentira. No lo de sus capacidades, que eso es una gran verdad, sino que en vez de contar nubes, Zapatero contó dinero de dictaduras que pagaron sus servicios como blanqueador del castrochavismo y mediador de parte. Siempre de una sola parte. De la parte incorrecta de la Historia.

Como miembro del Grupo de Puebla, la sucursal social de la Internacional de la Miseria que es el Foro de Sao Paulo, el expresidente Zapatero se ha reído del dolor de los seis millones de venezolanos forzados a abandonar su país cada vez que ha definido al régimen de Maduro como una democracia o ha llamado al diálogo entre un Gobierno criminal, cabeza del narcoterrorismo, y la destruida oposición. Que Zapatero haya trabajado todos estos años como el mejor ministro de Exteriores de una dictadura, nos da la medida del individuo que nos gobernó y que nos avergüenza por inútil y por aliado de autócratas. Algún día conoceremos los contenidos de valijas y maletas acarreados en más de 40 viajes de Zapatero a Caracas. Algún día. Ojalá.

La última intervención notable, mejor dicho reseñable, de Zapatero, ocurrió hace unos meses cuando en compañía de lo peor del Grupo de Puebla intervino en un foro para asegurar que «todas las fuerzas progresistas deberían presionar» a las autoridades electorales peruanas para que aceptaran la victoria del comunista Pedro Castillo. Una victoria que estaba en cuestión por las enormes irregularidades que se vivieron en el primer recuento y que, hoy, sigue discutiéndose. En concreto, Zapatero exigió la victoria de ese patético presidente que, con la máxima objetividad, está destrozando a Perú. Esta es la catadura del personaje.

Ahora, Zapatero ha llegado a Colombia para acompañar a su gran amigo Gustavo Petro, candidato de la izquierda a la Presidencia y terrorista del Movimiento 19 de abril (la querencia de Zapatero por los terroristas que dicen ser hombres de paz es notoria). Petro es, además, ex asesor económico del régimen chavista. Insistimos: asesor económico del chavismo. Que un hombre que contribuyó a destrozar a Venezuela pueda llegar a ser candidato de otra cosa que no sea el puesto de preso encargado en un módulo carcelario, nos da la medida de la crisis de valores que sufre la Iberosfera. Zapatero, por cierto, estuvo en la presentación del documental de campaña sobre Petro titulado «La política del amor».

No cabe mayor desvergüenza. En principio, no cabe. Pero Zapatero, el hombre que condujo al socialismo español a hacer cosas que nos helaron la sangre, siempre se supera. Antes de ayer fue blanquear al castrismo y al narcochavismo. Ayer fue incorporar al PSOE al infausto Grupo de Puebla. Hoy es abrazar a un terrorista tomando el nombre de la paz en vano.

Noticias de España

.
Fondo newsletter