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las maldades que los medios vertieron sobre el expresidente, encajan mejor en el actual líder de EEUU

Inestable, belicista, misógino… Biden es todo lo que decían que era Trump

Trump Biden
El expresidente de EEUU Donald Trump saluda al presidente, Joe Biden, ante la mirada del expresidente Barak Obama. Reuters.

El presidente de EEUU, Joe Biden, protagonizó un momento incómodo con una joven adolescente este fin de semana durante una visita a California. Un caso más que confirma el extraño comportamiento del mandatario y que, inevitablemente, lleva a que nos acordemos de las cosas que se decían de su predecesor: Donald Trump.

Al finalizar un acto en el Irvine Valley College, al sur de Los Ángeles, el presidente estadounidense se acercó a hacerse fotos con los asistentes. Frente a Biden, se situó una joven adolescente. El mandatario se acercó a ella, le agarró del hombro, y acercándose a su oído le dijo: “Un consejo que le he dado a mis hijas y nietas: Nada de chicos serios hasta los 30”. La joven mostró un gesto de confusión, mientras uno de los miembros del equipo de seguridad de Biden pidió al dueño del teléfono que parase la grabación.

Esta pequeña anécdota, la enésima que protagoniza Biden, es una muestra del comportamiento errático del presidente estadounidense antes y después de llegar a la Casa Blanca. De hecho, si quisiéramos resumir el periplo por la política del presidente demócrata con una frase, la mejor sería esta: Biden es todo lo que decían que era Donald Trump.

Un ‘enajenado’ al frente de la Casa Blanca

Desde que el expresidente Trump pusiera un pie en el despacho oval, todos los medios de comunicación, da igual que fueran conservadores o progresistas, se llevaron las manos a la cabeza calificando al entonces presidente como un loco, un enajenado mental peligroso. Un grupo de psiquiatras y psicólogos llegaron a afirmarlo enviando una carta nada menos que al New York Times.

“Creemos que la grave inestabilidad emocional evidenciada por los discursos y las acciones del señor Trump lo incapacitan para desempeñarse sin peligro como presidente”, llegaron a escribir estos expertos, según recogió El País.

Lo cierto es que el que ha dado muestras de inestabilidad emocional y cognitiva no es otro que Biden. Y a las pruebas me remito, son de sobra conocidas. A diferencia de su predecesor, el actual presidente sí ha protagonizado numerosos episodios que insinúan un desequilibrio mental y, aunque ningún grupo de psiquiatras, como pasó con Trump, ha enviado una carta al New York Times, a los medios cada vez les cuesta más esconder lo evidente.

Confundir el nombre de los países y cargos de su entorno, deambular sin rumbo en actos públicos y saludar a gente imaginaria, buscar a una persona fallecida entre el público en un acto ―la congresista republicana Jackie Walorski―, trastocar el contexto de la muerte de su propio hijo, son algunos de los lapsus que han hecho que su salud cognitiva preocupe a casi el 60% de los estadounidenses. De hecho, una encuesta publicada a finales de julio arrojó que el 61% de los norteamericanos prefería que el actual presidente no optara a la reelección en 2024.

En marzo, el exmédico de la Casa Blanca Ronny Jackson, que ocupó el cargo durante los mandatos de Barack Obama y Donald Trump, dijo que el actual presidente de EEUU no estaba mentalmente apto para ser presidente y debía renunciar del cargo de inmediato.

Y parece que su equipo más cercano es consciente del estado de Biden. Durante estos últimos meses, han salido a la luz las milimétricas instrucciones que el personal de la Casa Blanca redacta al presidente para que no se pierda en las reuniones, donde hasta le dicen cuándo debe sentarse o dar las gracias. La imagen más potente ―por no decir patética― del control que ejercen sobre él para que no se equivoque se produjo en abril. Un miembro del personal, disfrazado de conejito de Pascua, se llevó al presidente cuando estaba haciendo unas declaraciones en el jardín de la Casa Blanca. Una escena difícil de olvidar.

La III Guerra Mundial

Otra de las alertas avivadas por los medios en 2016 fue que la llegada de Trump al poder provocaría una hecatombe geopolítica: el estallido de la Tercera Guerra Mundial se tornaba posible. Los medios especulaban con el peligro que suponía el acceso de Trump a los códigos nucleares. Medios supuestamente serios y analistas advertían en sus artículos de la alta probabilidad de que el presidente republicano apretara el temido ‘botón rojo’.

El mandato de Trump expiró y los augurios de los medios no se cumplieron, la realidad fue bien distinta. De hecho, el expresidente tuvo el honor de ser el primer mandatario de EEUU desde 1980 que no inició una guerra en su estancia en la Casa Blanca.

Durante los años en los que Trump dirigió el país, Rusia estuvo tranquila; Vladímir Putin y el presidente de EEUU se comprometieron a mejorar las relaciones de ambos países y la relación personal entre ambos mandatarios fue buena. Con Corea del Norte se hicieron avances históricos: Trump y Kim Jong-un se reunieron por primera vez en 2018, donde acordaron la desnuclearización de la península coreana. Un año después, Trump se reunió de nuevo con el dictador comunista, pero esta vez en la frontera de las dos Coreas, siendo el primer presidente de la historia de EEUU en pisar suelo norcoreano.

En cuanto al mundo árabe, además de buscar la reconciliación de israelitas y palestinos, Trump realizó muchos avances en pos de la paz, siendo el impulsor de la normalización de relaciones de algunos países árabes, como Marruecos, Emiratos Árabes Unidos, y Bahréin con Israel, limando asperezas históricas entre estos países. No parece un mal legado para el supuesto peligro que representaba para la humanidad, según los medios.

Sus premoniciones y las caricaturas que hicieron de Trump volvieron a errar. Los males que proyectaban en el expresidente son, de hecho, los que tratan de esconder en Biden, cuyo bagaje en política exterior está siendo bastante pobre. La irresponsabilidad del actual presidente desde que llegó a la Casa Blanca ha provocado que la Tercera Guerra Mundial, esta vez sí, sea una posibilidad real.

Tres meses después de ser proclamado presidente, Biden aseguró en una entrevista de televisión en horario de máxima audiencia que Putin “era un asesino”. Entonces comenzaron las tensiones diplomáticas entre Rusia y Estados Unidos; quién podía esperarlo. Cuando la tensión por la invasión de Ucrania ―muchos analistas opinan que no se habría producido con Trump― estaba por las nubes, a Biden no se le ocurrió otra cosa que insultar de nuevo al presidente de Rusia, llamándole “criminal de guerra”, y sugerir que no podía permanecer en el poder.

La irresponsabilidad de Biden, uno de los factores que ha supuesto la escalada de la guerra, ha hecho que Trump le inste a buscar la paz. “Debemos exigir la negociación inmediata de un fin pacífico a la guerra en Ucrania, o terminaremos con la Tercera Guerra Mundial”, alertó el expresidente durante un mitin en Nevada este mes.

El misógino Trump y ‘Creepy Joe’

En enero de 2017, cuando Trump llevaba menos de 24 horas como presidente del país, tuvo lugar en Washington la multitudinaria ‘Marcha de las Mujeres’ que, azuzada por los medios de comunicación, reunió a miles de personas que reivindicaron los derechos de las mujeres frente al “misógino” Trump.

El detonante de la convocatoria fue la publicación, durante la campaña presidencial de 2016, de una grabación de 2005 en la que se escuchaba a Trump, en una conversación privada, haciendo comentarios obscenos sobre las mujeres. Comentarios a los que restó importancia, pero por los que pidió disculpas.

A raíz de esto, algunas mujeres salieron entonces a decir que Trump se había propasado con ellas. Sin embargo, los mismos medios que entregan sin rechistar un altavoz a cualquier mujer que pueda decir algo negativo del expresidente, se olvidan de las acusaciones vertidas contra Biden y obvian su extraño comportamiento con mujeres y niñas.

En 2019, Lucy Flores, del Partido Demócrata, afirmó que le había besado en la nuca de forma inapropiada antes de un mitin en 2014, cuando era vicepresidente del país. “Sentí dos manos sobre mis hombros. Me quedé helada. ¿Por qué me toca el vicepresidente de los Estados Unidos?”, escribió Flores. “Él procedió a plantarme un gran beso lento en la parte posterior de mi cabeza”, dijo Flores, según recogió La Vanguardia.

Amy Lappos, exasistente en el Congreso, también demócrata, dijo que Biden le había tocado la cara con ambas manos y frotado su nariz con la de ella hace una década. La escritora DJ Hill, aseguró en 2019 que el presidente, durante una sesión de fotos en un evento de recaudación de fondos en 2012, dejó caer su mano desde su hombro hasta su espalda, haciéndola sentir “muy incómoda”. Otra mujer, Caitlyn Caruso, también salió a denunciar tocamientos inadecuados por parte de Biden en 2016, cuando ella tenía 19 años. El presidente explicó a través de un vídeo que sería mucho más cuidadoso y respetuoso con el “espacio personal de la gente”, aunque dijo que no creía haberse comportado nunca de forma inapropiada.

La reacción de Kamala Harris, actual vicepresidente de Biden, cuando salieron estas acusaciones fue apoyar categóricamente a estas mujeres: “Yo las creo y las respeto por poder contar sus historias y por tener el coraje de hacerlo”. Pero claro, era cuando ambos competían en las primarias para hacerse con la candidatura presidencial.

Durante la campaña de 2020, Tara Reade, exempleada de la oficina del Senado estadounidense, aseguró que Biden la agredió sexualmente en 1993, algo que el actual presidente negó.

Esta última acusación, como ocurriera con las vertidas contra Trump, bien podrían ser un vil invento para difamarle. Sin embargo, las otras ―además de que Biden lo reconoció tácitamente con la publicación del vídeo― encajan con su forma de tratar a niñas y mujeres; básicamente, porque en ocasiones lo ha hecho en público.

Su excesivo cariño, por decirlo así, en forma de manoseos, besos y palabras inapropiadas ―el último ejemplo lo vimos el fin de semana pasado― le han valido el mote popular de ‘Creepy Joe’, que en inglés quiere decir ‘Siniestro Joe’.

La polarización

Otro de los ataques que los medios dirigían contra Donald Trump fue el de hacerle responsable de la polarización de la sociedad estadounidense que, bajo su mandato, decían, había llegado a unas cotas sin precedentes en la historia del país.

La realidad es que EEUU nunca había estado tan polarizado como lo está ahora: con Joe Biden en el poder. El país norteamericano está más dividido ahora que cuando accedió a la Presidencia en enero de 2021, prometiendo, precisamente, “unir” a una nación que supuestamente se había fracturado a raíz del mandato de su predecesor.

Además, Biden se ha dedicado a demonizar a la mitad de sus ciudadanos, un comportamiento un tanto extraño en alguien que pretende la unión. En un encendido discurso dirigido a toda la nación el pasado 1 de septiembre, el presidente demócrata llamó a los estadounidenses a “parar” a los republicanos ‘MAGA’, los seguidores de Trump, a los que caricaturizó como fuerza oscura que trata de asaltar la democracia. Según Biden, el expresidente y sus partidarios representan “un extremismo que amenaza los cimientos” de Estados Unidos.

“No hay duda de que el Partido Republicano hoy está dominado, impulsado e intimidado por Donald Trump y los republicanos MAGA, y eso es una amenaza para este país”, afirmó categóricamente Biden, atacando a los seguidores de su predecesor; recordemos que 74 millones de estadounidenses votaron por Trump en 2020.

La situación es tan tensa desde la llegada de Biden a la Casa Blanca, que una encuesta de septiembre de 2022 señaló que más del 40% de los estadounidenses cree probable una guerra civil en el país antes de 10 años.

Sí, ciertamente, todas las maldades y ataques que los medios vertieron sobre Donald Trump, encajan bastante mejor en el actual presidente: Biden es todo lo que los medios decían que era Trump.

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