«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
«El centro-derecha no se atrevió a desafiar el poder cultural de la izquierda»

Agustín Laje, gurú de Javier Milei: «El PP es parte de un consenso ‘progre’ y globalista que hoy está en decadencia»

Agustín Laje, filósofo, escrito y politólogo. LA GACETA

Agustín Laje (Córdoba, Argentina, 1989) se ha convertido en una de las grandes referencias a nivel mundial en la «batalla cultural» contra el progresismo y la agenda woke. Escritor, filósofo y politólogo, tuvo mucho que ver con la llegada al Gobierno de Javier Milei, y también es uno de los pioneros del concepto «nueva derecha» señalando la importancia de combatir a todos aquellos partidos del espectro político que han abrazado —por vínculos económicos o comodidad— las ideas del globalismo.

Conocedor de la política nacional y europea, ha transmitido su preocupación ante la deriva totalitaria que están mostrando los burócratas desde Bruselas —con el cordón sanitario impuesto a AfD o la anulación de la candidatura del líder soberanista Georgescu en Rumanía—, aunque ha augurado que «a largo plazo están perdidos».

¿Cree que con la victoria de Donald Trump la ideología woke puede haber muerto o debemos temer un resurgir futuro dados los intereses existentes en algunas élites que han invertido miles de millones?

En primer lugar, yo nunca denominaría al wokismo una cultura. La cultura tiene elementos espontáneos y una capacidad de expansión que el wokismo no ha tenido. Fue un fenómeno impuesto desde arriba y dirigido por una élite cultural. No ha dominado a las masas y su lenguaje, con palabras como «heternormativo», no ha sido asimilado de manera natural.

Con la vuelta de Trump, se llevará a cabo un recorte en la burocracia estatal que revelará la financiación pública que ha recibido esta ideología. Será un golpe significativo, pero no diría que acabará con ella, pues aún cuenta con apoyo en gobiernos como el español. Eso sí, ayudará a que la corrupción asociada a estos movimientos se destape y la sociedad se canse aún más de su autoritarismo cultural.

¿El fracaso de esta ideología diría que viene provocado por la ambición desmedida de una serie de magnates que han jugado a ser dioses y han querido imponerla como una religión pero no han sabido ser pacientes?

Me parece una teoría interesante. El wokismo es una religión política cruel. A diferencia del cristianismo, donde existe el pecado original pero también la redención a través del bautismo, el wokismo establece pecados originales que no dan opción al arrepentimiento. Ser hombre, blanco o heterosexual son «manchas» indelebles según su doctrina.

Este hecho ha provocado que las mayorías se cansen de cargar con una serie de culpas impuestas y que las minorías radicalicen sus posturas al ver que el name and shame (nombrar y avergonzar) no les basta. Esa tensión hará que el sistema colapse.

«El centro-derecha se alineó al consenso globalista y no se atrevió a desafiar el poder cultural de la izquierda»

En Estados Unidos, la Administración Trump ha anunciado el desmantelamiento de la USAID, organismo que financiaba políticas afines al wokismo en muchos países del mundo. ¿Considera que este hecho está motivando los feroces ataques mediáticos contra el presidente republicano?

Aún debemos conocer todas las consecuencias del desmantelamiento de la USAID. Lo que queda claro es que la izquierda antiimperialista ya no existe. El progresismo que antes criticaba a los Estados Unidos, con figuras como Greta Thunberg a la cabeza, se benefició de múltiples subvenciones bajo el paraguas de los gobiernos demócratas.

Las fuerzas de izquierda abandonaron el discurso antiimperialista porque se beneficiaban de los fondos de organismos como la USAID. Esto también explica por qué el centro-derecha tradicional (Partido Popular) ha sido tan cobarde: se integraron al consenso globalista-progresista y no se atrevieron a desafiar el poder cultural de la izquierda.

En Europa, casos como el de Rumanía con el veto a Călin Georgescu muestran un alineamiento de las élites para evitar el avance de la derecha soberanista. ¿Le preocupa esta deriva?

A corto plazo, sí. A largo plazo, están perdidos. La democratización del debate público gracias a las redes sociales ha permitido que surjan líderes alejados del establishment. Cuando se abre realmente el debate y la gente puede expresarse sin intermediarios, la derecha siempre gana terreno.

El caso de Rumanía muestra que el poder establecido ya no confía en el voto popular y recurre a la coerción para mantenerse. Pero esto los empantana aún más, y la prueba es que en países como Francia con Marine Le Pen o Alemania con AfD ya se están viendo profundos cambios.

«El Partido Popular forma parte de un consenso progresista-globalista que hoy está en decadencia y me parece que no tiene un buen futuro»

En España, cuando VOX sube en las encuestas y supera la barrera del 15% de voto, parece que el PP y el PSOE se alinean, junto con sus principales terminales mediáticas subvencionadas, para atacarlo. ¿Qué opinión le merece esta situación?

Lo preocupante es que el PP es un partido sin contenido ideológico. ¿Cuál es su postura frente a la inmigración ilegal, el aborto, la ideología de género o el globalismo? Apenas se diferencia del PSOE. El problema para el PP surge cuando la gente se da cuenta de que, aunque puedan alternarse en el poder, en el fondo representan lo mismo. Por eso votan el 90% de las leyes junto al PSOE en el Parlamento Europeo.

El Partido Popular forma parte de un consenso progresista-globalista que hoy está en decadencia y me parece que no tiene un buen futuro.

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