Manuel Gavira es el portavoz de VOX en el Parlamento de Andalucía, al que llega cada mañana desde Cádiz para ejercer de «líder de la oposición» a las políticas del PP y el PSOE, que son «las mismas».
No presume de tener el corazón «asín de ancho» como Moreno Bonilla cuando saca pecho de la llegada de inmigrantes ilegales a Andalucía ni da «más miedo que ERC y Bildu», como dijo de su partido el presidente de la Junta. Su trato es cercano y su conversación agradable, como si no fuera político aun llevando seis años de líder del tercer partido de España en la región más poblada del país.
Comienza un nuevo curso y, aunque parece que nada ha cambiado con el paso del verano, da la sensación de que en Andalucía se habla más de Cataluña que de los problemas de los andaluces.
Se ha hablado mucho de Cataluña para poder disimular los problemas que tienen los andaluces. Y es verdad que Andalucía tiene un problema de mala financiación, pero también tenemos un Gobierno que gestiona muy mal unos problemas que no son responsabilidad de esa mala financiación. Queremos trasladarles a los andaluces que los problemas de Andalucía tienen solución con una buena gestión.
Tenemos que denunciar que ese cupo separatista que acordado por los socialistas con Esquerra Republicana va a hacer mucho daño a Andalucía y también mucho daño a toda España, porque va a romper la igualdad, la solidaridad y va a socavar la unidad de España, que es lo que nosotros defendemos y lo que queremos para nuestros hijos.
Precisamente a cuenta del cupo separatista catalán que apoya el PSOE en Madrid, se han reunido Moreno Bonilla y Sánchez. ¿Ha sacado algo en claro de ese encuentro?
No he sacado absolutamente nada en claro. Fuimos el único grupo que antes de que se celebrase esa reunión ya dijimos que no esperábamos nada. Moreno siempre intenta hacer su número de llevar una serie de propuestas, pero ya es la tercera vez que lo intenta y Sánchez lo único que hace es aparcar el documento. Desde luego, no he sacado nada en claro. Ayer estuve con el presidente de Andalucía y lo que me traslada es que fue todo un paripé, que fue una especie de montaje y que, en el fondo, cuando nosotros decíamos que no esperábamos nada, teníamos razón.
¿Tampoco le aclaró nada en persona?
No, después de mi encuentro con Moreno tampoco le vi ningún sentido a aquel viaje a Madrid, pero es que la reunión estaba viciada de origen. Cuando tú intentas ser leal con alguien que es desleal, como Sánchez, el resultado es ése. Eso era algo absolutamente previsible para cualquier andaluz que haga un análisis político de lo que está pasando en Andalucía.
Cuando cuando te recibe el presidente del Gobierno de España, en el fondo lo que hace es ofender a los más de 8,5 millones de andaluces sin atender al presidente de la Junta de Andalucía, pues lógicamente el resultado es el que vimos el pasado viernes: una reunión sin objeto, sin sentido y absolutamente estéril e innecesaria.
Antes de su reunión bilateral en San Telmo, una de las últimas veces que coincidieron fue en esta cámara, cuando el presidente de la Junta de Andalucía le acusó de que le importa el color de la piel de quien llega a esta tierra, ante el aplauso del PSOE, todo a cuenta de la posición de VOX sobre la inmigración ilegal. ¿Siente usted en ese asunto, por ejemplo, que es el líder de la oposición en Andalucía?
El PSOE no hace oposición en Andalucía. Eso está fuera de toda duda y de hecho el PSOE aquí es una delegación de Sánchez. Espadas es una marioneta, un títere. Eso es fácilmente comprobable en cualquier sesión de control.
Nosotros, incluso recibiendo insultos (que no nos importa el color de la piel o, como nos llega a decir una consejera, que queríamos exterminar a los menas o que damos más miedo que ERC o Bildu) y muchísimos ataques del PP, lo que viene a significar en el fondo que el único partido que le hace oposición al Gobierno es VOX.
Incluso siendo así, ayer estuvimos de acuerdo en el hecho de que de que ese cupo separatista rompe la igualdad, la solidaridad y la unidad de los españoles. Podemos tener algún punto de acuerdo, pero en el resto estamos muy lejos del PP en Andalucía, muy lejos de la forma en que gestionan los servicios públicos, en la inmigración ilegal, y en su aplicación de todas las leyes ideológicas de la izquierda.
En los últimos días, Feijoo se ha descolgado con que el PP podría aprobar unos presupuestos de Pedro Sánchez si retira su apoyo al cupo catalán. ¿Confía en que Moreno Bonilla mantenga la posición firme que, al menos en apariencia, muestra contra la financiación separatista para Cataluña?
Sé lo que me ha dicho, y quiero creer que eso es así, pero pero no pondría la mano en el fuego. No la pondría porque ya he tenido ejemplos en acuerdos presupuestarios y en acuerdos de investidura donde el PP dice una cosa y hace otra.
No podría poner la mano en el fuego nunca por una reflexión o por una afirmación que meDA hagan ni Moreno Bonilla ni nadie del Partido Popular en Andalucía, porque ya he sufrido los desencuentros después de haber llegado a acuerdos. Entonces, evidentemente yo no me creo absolutamente nada, aunque ayer me dijese que ellos están a favor de la unidad y de la solidaridad y de la igualdad entre todos los españoles. Pero luego, cuando llega el momento, «¿pones la mano en el fuego?». No la pondría.
Da la sensación de que las ideas del PP se parecen más a las del PSOE que a las de VOX.
No es que se parezcan, es que son las mismas. El PP en Andalucía no ha hecho absolutamente nada de lo que prometió. Nada. Tenemos una atención sanitaria en Andalucía con listas de espera de más de un millón de andaluces, seguimos siendo estando a la cola en educación…
Tenemos una consejera de Igualdad e Inclusión Social que hace que los andaluces tengan que pasar casi dos años para que se les conceda la ayuda por dependencia. Cuando llega alguien de fuera, se le pone la pulsera —lo decimos figuradamente— de todo incluid, mientras nuestros mayores, nuestros viejos, tienen que esperar dos años para que le den las ayudas. No hay derecho. Eso no es justo. Eso no es social. Eso no es cuidar primero lo tuyo, los andaluces, los españoles.
Desde VOX han entendido que una buena parte de los andaluces, voten lo que voten, entienden que la inmigración ilegal, además de ser un problema en sí misma, conlleva otros. ¿Cree que son los únicos en esta cámara que lo ven así?
En los estudios que hace la propia administración andaluza, cuando se les pregunta a los andaluces cuáles son sus principales preocupaciones… si yo dijese que es el paro la primera, todo el mundo diría que es normal. La sanidad es la cuarta, la vivienda… la quinta es la inmigración ilegal, antes incluso que la sequa. Eso significa que los andaluces están viendo el problema y, evidentemente, lo están denunciando.
La inmigración ilegal, hace unos meses era la preocupación 14. Ahora es top cinco. Por tanto, el problema existe y hay que combatirlo. Lo que no se puede hacer es lo que Moreno Bonilla dijo desde su escaño, aquello de «tengo el corazón asín de ancho», y así lo que estás haciendo es provocar una fiesta entre las mafias, un efecto llamada.
Moreno Bonilla dijo eso poco antes de que Feijoo fuese a Roma a bendecir las políticas migratorias de Meloni y de que el CIS publicase que el principal problema de los españoles es la inmigración ilegal. ¿Es el presidente de la Junta el principal defensor de la inmigración ilegal en España? ¿Es un adelantado del globalismo?
No quiero que se me malinterprete, pero no es un adelantado, sino todo lo contrario, porque ya en el momento en el que los andaluces dicen que es un problema, hay intentar resolverlo, y no resuelve el problema haciendo lo que él hace, que es reforzar el efecto llamada. Lo único que hace es pedir más recursos económicos para poder acoger a más inmigrantes ilegales. Está engordando el problema.
Yo puedo compartir siempre que una inmigración legal, ordenada en base a las necesidades, en este caso de Andalucía, pues tenemos un problema en el campo de que a veces hay escasez de mano de obra, teniendo casi 800.000 parados.
Ya ocurre, de hecho.
Hay ejemplos en Andalucía que todo el mundo conoce, como las temporeras marroquíes que vienen a Huelva para la campaña de la fresa, mujeres que hacen un magnífico trabajo, y con el fruto de su esfuerzo vuelven a casa, y están muy ansiosas por poder volver al año siguiente.
¿En eso consiste su modelo migratorio?
Es el modelo que deberíamos seguir. Si de verdad hay necesidad de mano de obra de fuera, y la inmigración se hace de una manera ordenada y en base a las necesidades de de lo que es la Andalucía, bienvenida. Lo que no es bienvenida es esta avalancha de invasión que estamos sufriendo.
Cuando se va a abrir un centro o se habilita un hotel para hospedar a inmigrantes ilegales, los vecinos protestan. Lo hemos vivido en Alcalá de Guadaíra, en Armilla, en El Ejido… Es un problema que existe. Es verdad que a lo mejor los políticos de este Parlamento no lo tienen cerca, pero quien sí lo sufre te dice «esto no lo queremos, no lo queremos cerca».. En las poblaciones de Andalucía donde más inmigración hay, todos vemos las consecuencias aumento de la delincuencia, la inseguridad y los problemas de precariedad laboral. Poca integración.
Problemas nuevos y problemas de siempre. Los barracones, la falta de calefacción en las aulas, las listas de espera, la falta de infraestructura hídrica… ¿Dónde se decide que Andalucía sea poco menos que un paraíso para la inmigración ilegal mientras no se abordan los problemas endémicos de esta tierra?
Lo único que está haciendo el PP es seguir gestionando y aplicando las políticas de la izquierda. Por eso los resultados son los mismos. Me habla de la educación, de la atención sanitaria, de las infraestructuras hídricas del Gobierno andaluz, qué está haciendo y aplicando las mismas fórmulas socialistas. Lo mismo con la inmigración, cuando el señor Moreno Bonilla hace esos llamamientos.
Ese efecto llamada desde luego es algo que ni en la época socialista hemos conocido en esta tierra, porque el volumen entonces era muy inferior. Pero es que los servicios públicos en Andalucía se están deteriorando precisamente a consecuencia de la emigración ilegal.
Otra de las abanderadas de las políticas globalistas en España es la socialista Teresa Ribera, reciéntemente encumbrada como comisaria plenipotenciaria de la Comisión Europea por la popular Ursula von der Leyen. ¿Cuál es el mensaje para el campo andaluz?
El mensaje es absolutamente demoledor. La señora Ribera es el principal peligro para la supervivencia del campo andaluz, del que hablamos mucho en la campaña de las elecciones europeas, y de las leyes que se aplican desde Bruselas. Leyes como la de la restauración de la naturaleza, como la de bienestar animal, los nuevos reglamentos de pesca, el tema de las emisiones industriales… Todo eso viene del Parlamento Europeo y nosotros en Andalucía, decíamos que la propuesta socialista es una propuesta absolutamente contraria a los intereses del campo andaluz, de la pesca y de la industria andaluzas.
Cuando la señora Von der Leyen designa a Ribera viceresidente de la Comisión, nos genera mucha inquietud, porque somos los únicos que nos oponemos a la Agenda 2030 y al pacto verde europeo. Ahora, se va a acelerar esa agenda que en el fondo lo único que pretende es convertir a nuestros agricultores en jardineros. Para nosotros una muy mala noticia para la agricultura y la ganadería. Andalucía se va a resentir.
Moreno Bonilla no tardó en felicitar públicamente a Ribera, mientras otros miembros del PP trataban de mostrar menos alegría…
En el principal documento del PP para las elecciones europeas, la palabra agricultura no aparecía ni la palabra ganadería ni la palabra pesca, y la palabra industria, sólo una vez para cuestiones relacionada con algunos derechos de los trabajadores. Pero sí venía «fomentar la actividad en el norte de África».
Allí no se hacen Microchips, naves espaciales ni ordenadores. En el norte de África predomina el sector primario, y eso es competencia para nuestros agricultores. Ése es el PP que se presentó a las elecciones europeas, un partido que les dice a los agricultores que los va a defender, pero negro sobre blanco pone que van a fomentar la producción del norte de África.
Volvamos a la financiación autonómica. ¿Cree entonces que existe el riesgo de que se convierta en una nueva forma de victimismo, como tantas que se han repetido durante décadas Andalucía, una excusa para que el Gobierno regional no aborde los problemas reales?
Andalucía no está bien financiada. La responsabilidad es del PSOE, que hizo el sistema de financiación en el 2009, con el señor Rodríguez Zapatero. Pero aquello caducó en 2014, y el señor Rajoy, el PP, no hizo absolutamente nada por modificar el modelo. A nosotros nos preocupa que el PP utilice la excusa de la mala financiación para justificar la mala gestión. Es verdad que en Andalucía están llegando más recursos ahora que antes, pero los andaluces no tenemos buenos servicios públicos porque el Gobierno de Moreno no gestiona bien. El modelo sigue siendo el socialista y lo vemos cada día en Andalucía, En todo.
Tenemos un presidente que prometió una administración ágil y eficiente, y tenemos cada vez más funcionarios, más consejerías y más gasto político que en la época socialista. Mientras el señor Feijoo habla de reducir el número de ministerios, aquí hace dos meses el señor Moreno hizo una reestructuración del Gobierno y creo una consejería más, que ya son dos respecto a la anterior legislatura.
Eso no suena al cambio del que presume el PP…
Los problemas de Andalucía no han cambiado nada. Nada es nada. En servicios, en renta, en salarios… seguimos estando a la cola de de todas las clasificaciones.
Para paliar esos efectos del agujero en la financiación autonómica de Andalucía que dejaría el cupo separatista, desde VOX propnen un plan de reestructuración y de eficiencia en el gasto. ¿En qué consiste?
Si efectivamente se aprueba ese acuerdo entre el PSOE y ERC, que va a hacer que el sistema solidario de los españoles pierda una cantidad ingente de millones de euros, está claro que a Andalucía va a llegar menos recursos por parte del Gobierno de España, que no es que sea menos dinero del Gobierno de España, sino son de los propios tributos de los andaluces que gestiona el Gobierno de la nación.
Cuando llegue ese momento habrá que plantear una economía «de guerra» para que los servicios públicos sean de calidad. Una reestructuración de la administración desde el punto de vista del patrimonio, de la vivienda, de los inmuebles. Hay que revisar también el gasto político, los organismos que sobran, que son absolutamente ineficientes y no sirven para nada, para destinar los recursos a lo importante, a los servicios públicos que reciben los andaluces: la atención sanitaria, la educación, los servicios sociales.
Entiendo que es una manera de hacer de la necesidad virtud, aunque me parecen unas reformas que se pueden acometer en cualquier caso, se vea o no afectada la financiación autonómica de Andalucía.
Es hacer de la necesidad virtud. Vamos a estar obligados a hacerlo y hay que aprovechar el momento. Lo que no parece de recibo es que este Gobierno de Andalucíea lleve años prometiendo cosas sin cumplirlas. Estamos en la época de los avances tecnológicos, de la inteligencia artificial, y en Andalucía hay cada vez más funcionarios. No parece de recibo. No parece de recibo que la Administración cada vez sea más grande, con cada vez más, insisto, más consejerías, más cargos políticos.
Lo que planteoes una reestructuración, una planificación de toda la administración, para poder luego tomar las decisiones oportunas que garanticen que los servicios públicos se prestan por calidad aunque el cupo separatista provoque una falta de recursos.
¿Cuando imagina un Gobierno ideal para Andalucía, que tenga las prioridades ideales frente a las que hay ahora, cómo lo piensa?
Yo creo que un Gobierno de Andalucía con siete u ocho consejerías tendría suficiente. Hay que mucho gasto político y mucho organismo absolutamente innecesario en Andalucía.
Cualquier persona me dirá «bueno, pero eso no va a dar para mantener los recursos públicos con calidad», pero hay que empezar, hay que gestionar la administración bien, hay que gestionar absolutamente todo para que los andaluces vean que el Gobierno hace lo que tiene que hacer.