«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

España se levanta

La movilización no contó con el apoyo de ninguno de los partidos políticos con representación parlamentaria -más bien con su desprecio y sus zancadillas- y muy pocos medios se hicieron eco, pero la plaza Cibeles de Madrid fue desobordada una multitud de personas.
Este sábado muchísimos miles de españoles nos concentramos delante del ayuntamiento de nuestro pueblo o ciudad enarbolando banderas de España.  Convocados por la Fundación para la Defensa de la Nación Española, a la convocatoria se adhirieron varias decenas de organizaciones de la sociedad civil en el que fue el llamamiento patriótico más fuerte de los últimos años.
A pesar de que la movilización no contó con el apoyo de ninguno de los partidos políticos que tienen representación parlamentaria -más bien con su desprecio y sus zancadillas- y de que muy pocos medios de comunicación se hicieron eco (los medios del grupo Intereconomía y del grupo Libertad Digital fueron una honorable excepción), la plaza Cibeles de Madrid fue desobordada una multitud de personas. También fueron masivas las participaciones en ciudades como Sevilla, Valencia, Las Palmas o Cádiz. Y por supuesto, en Barcelona, donde miles de catalanes se congregaron por la mañana en la Plaza de Sant Jaume convocados por la Fundación DENAES  y recorrieron la Vía Laietana por la tarde en otra manifestación convocada por organizaciones de la sociedad civil catalana. Pero no solo en esos lugares. Fueron miles los pueblos de España donde la gente salió a las calles a defender la unidad.
Sin duda podemos afirmar que las concentraciones de el 30-S, de ayer,  fuero  más relevantes que las del 15-M. Pero a diferencia de lo que pasó el 15-M, donde las acampadas fueron magnificadas por los medios de comunicación, en esta ocasión, los medios han tratado de ignorarlas.
Pero la dimensión de la respuesta ha sido tal que no han podido hacerlo. Así que los medios de la izquierda, incluido los del traidor Roures, la prensa subvencionada, y los medios lacayos de Soraya, han tratado de descalificar las movilizaciones sacando en primera plana fotos de manifestantes con el brazo en alto (algunas con abrigos de invierno) o luciendo enseñas con el águila de San Juan. Burdas manipulaciones, como la de La Vanguardia, cuyo titular de la edición on line hacía alusión a que en la manifestación de Madrid se había cantado el “Cara al Sol” y se había hecho el saludo fascista, mientras que en el cuerpo de la noticia reconocía que los que así se comportaron fueron sólo una veintena de los 10.000 ciudadanos que se manifestaron y dos horas después de concluir la concentración.
Y es que por mucho que los partidos y los medios del establishment hayan querido ocultarlo y tergiversarlo, la verdad termina resplandeciendo como la luz del sol. Y la verdad es que en la manifestación de ayer no hicimos otra cosa que hacer ondear la bandera de todos, la rojigualda,  apoyar a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, lanzar vítores a Cataluña y a España, y exigir respeto a la legalidad constitucional.
Las manifestaciones de ayer también mostraron el apoyo a los millones de ciudadanos leales que viven en Cataluña y que tienen que soportar todos los días las actuaciones de un gobierno autonómico que ha quebrado el orden constitucional y fomenta que sean acosados por las organizaciones separatistas, Omnium Cultural y ANC, convertidas en auténticas milicias del régimen separatista totalitario.
También aprovechamos la reunión para exigir al Gobierno de la Nación que actúe en Cataluña para restaurar el orden constitucional, que proceda penalmente contra los organizadores del golpe y garantice los derechos civiles de los catalanes. Y mostramos nuestra sorpresa porque, a pesar de todo lo que ya ha pasado, Maríano Rajoy haya sido incapaz de aplicar el art.155 de la Constitución Española y tomar las riendas del poder en Cataluña.
Por cierto, el Partido Popular no sólo no animó a la participación en esta iniciativa de la sociedad civil, -lo mismo que Ciudadanos-, sino que, desde su dirección nacional, se dieron instrucciones precisas a los cuadros locales para que desanimaran a su militancia a asistir. Ellos sabrán por qué lo han hecho. Sin duda su electorado merece una explicación. Entre otras cosas porque junto a nosotros se manifestaron muchos de los votantes de PP, Ciudadanos y estoy seguro que también algunos socialistas e incluso antiguos votantes de Podemos.
Cada vez veo más banderas en los balcones de las calles españolas, cada vez veo más muestras de patriotismo entre los ciudadanos de a pie. Mis amigos de Barcelona me cuentan que durante el día de ayer empezaron a ver banderas en las fachadas de la ciudad. Que el muro de silencio impuesto por la mafia separatista comienza a romperse.
No es la primera vez que nuestra Nación se encuentra en un momento complicado. El 2 de mayo de 1808 la corona había sido entregada a Bonaparte por un rey felón.  Entonces no gobernaba Rajoy, sino Godoy. Al igual que en nuestros días, el establishment de la época, formado por los nobles y altos mandos del ejército, aceptaron resignados la situación y fueron incapaces de plantar cara al invasor.
Fue entonces el pueblo español, espoleado por dos jóvenes oficiales de artillería, Daoiz y Velarde, el que se rebeló contra el invasor e hizo despertar a la Nación. Y los guerrilleros españoles, muchos de ellos catalanes, fueron capaces de vencer al ejército más poderoso de la época y recuperar la independencia de nuestra Patria. Ahora no tenemos enfrente al invicto Napoleón sino a un mequetrefe desleal como Puigdemont. Perder no es una opción.
Hoy, primero de octubre, va a ser un día muy complicado. Yo lo viviré desde Barcelona. No podemos saber lo que va a pasar. Lo único que parece seguro es que habrá desórdenes públicos. Tampoco sabemos que pasará en los próximos días.  Parece que los separatistas están dispuestos a llegar al final y realizar una declaración unilateral secesión. Y es absolutamente impredecible saber qué hará presidente del gobierno.
Sin duda, vienen tiempos difíciles. Pero debemos estar esperanzados y confiados en que tenemos por delante un futuro mejor.
Pero habrá que pelear por ese futuro. Estoy convencido de que los próximos días nos veremos en las calles otra vez.  Porque la nación española, que estaba durmiendo un profundo letargo, ya se ha despertado. España se ha levantado. España está en pie. Y ya nadie nos va a poder parar. Porque vamos a ser leales al juramento que le hemos prestado a nuestra Patria.

 
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