El Congreso ha acogido este martes la primera sesión del debate de investidura del presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo, que activará la cuenta atrás para la repetición de unas hipotéticas elecciones. La investidura no saldrá adelante —salvo sorpresa— porque Feijoo no obtendrá la mayoría absoluta en primera votación ni la mayoría simple en la segunda.
El dirigente popular cuenta con el «sí» de 172 diputados (los 137 escaños del PP, los 33 de VOX, y los de Coalición Canaria y UPN). Le faltan cuatro para la mayoría… es decir no le dan los números. Este fue el argumento precisamente del Partido Popular para no apoyar la moción de censura contra el Gobierno de Pedro Sánchez celebrada en marzo del año pasado y encabezada por el profesor Ramón Tamames. Un hecho que le ha recordado desde la tribuna el presidente de VOX, Santiago Abascal. «Cuenta usted con los votos del grupo parlamentario VOX, podría decirle hoy a modo de reproche aquello de que hay que saber sumar, que no dan los números para esta investidura (…), pero no lo voy a decir porque no lo creo. Esta es una buena ocasión para retratar al peor Gobierno de la historia de España», ha señalado.
El PP reiteró hace seis meses que hacer una enmienda a la totalidad al Ejecutivo, vislumbrar la oposición parlamentaria y recordar, por ejemplo, quienes eran —y siguen siendo— sus socios —separatistas, golpistas y filoetarras— «favorecía a Sánchez». Y se abstuvo en la votación «para no contribuir a insuflar aire a un Gobierno que está en tiempo de descuento».
Para Feijoo, que este martes agradeció el respaldo «generoso y responsable» de los 33 diputados de VOX, la moción de censura suponía un «balón de oxígeno» para el Ejecutivo. «No creemos que lo más oportuno sea (…) ofrecerle una victoria parlamentaria a un Gobierno convulso, dividido y en implosión», dijo. «No debemos apoyar una moción que se hace con poco respeto a este mecanismo», añadió el líder del PP, antes de tildar la decisión de VOX de «show parlamentario».
En la misma línea, la portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, calificó de moción de «ociosa» y dijo que era un «inexplicable regalo al Gobierno». Borja Sémper, por su parte, manifestó que el Congreso «no estaba para ser un circo». España, agregó, «no está para juegos de partidos, para estrategias partidistas ni para bromas». «El Congreso no está para un nuevo ejercicio de bochorno. Sólo cabe concluir que VOX es un colaborador necesario del Gobierno de Pedro Sánchez», concluyó.