12.33 horas del lunes 28 de abril. Un inesperado apagón paraliza la península ibérica por primera vez en la historia reciente. Lo que para muchos sería un problema temporal, se convierte en una pesadilla que colapsa la capital de España durante casi diez horas. La no presencia de semáforos y el cierre de la mayoría de supermercados —y otros comercios— enrareció las calles de Madrid pese a la solidaridad de la gran mayoría de ciudadanos.

Atocha, lugar de caos
La estación de tren de Atocha se convirtió en uno de los lugares donde más de cerca se sintió el pánico. Desde el apagón hasta pasada la madrugada, las puertas de la infraestructura cerraron para todos los viajeros, que se quedaron en mitad de la calle sin saber cuándo ni cómo podrían llegar a sus destinos —siendo muchos de otras nacionalidades—. «Vengo de Alemania y voy a ver a mi familia a Extremadura, pero mi tren debía salir hoy y no sé qué hacer». Tampoco sé si «, comenta una mujer sentada en su maleta a las afueras de la estación. Por si fuera poco, la peor parte llegó por la noche, cuando españoles tuvieron que quedarse a dormir a pie de calle.
El metro, desconectado
Por si fuera poco, otra vía de comunicación que a diario usan miles de madrileños también quedó totalmente desconectada desde el apagón hasta el final del día. Pasadas las 13.00 horas, entramos en la estación de Iglesia y sólo había silencio y oscuridad. Ya en la parada, una trabajadora nos pide abandonar el lugar.
Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030
Una de las imágenes más anecdóticas se produjo en el Paseo del Prado, donde, frente al Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, cientos de coches tuvieron que apagar el motor y esperar por el caos generado a consecuencia de las políticas verdes que han convertido a España —y gran parte de Europa— en dependiente de la energía de potencias extranjeras.

Mercadona, luz entre tanta oscuridad
Una vez más, la Mercadona de Juan Roig fue quien se llevó el premio a la mejor gestión de la crisis. Contra todo pronóstico, ni sus luces ni sus datáfonos se vieron afectados por el apagón, ya que cuentan con generadores similares al de lugares como los hospitales. De esta forma, y ante el cierre de alternativas como Carrefour, cientos de madrileños acudieron a sus establecimientos llegando a acabar con las existencias.
El regreso del efectivo
Pese a las presiones de Bruselas y el Banco Central Europeo, que recientemente anunciaron la llegada del Euro Digital, el dinero en efectivo volvió a ser clave para sobrevivir durante casi un día entero en la capital. Llegaron a generarse largas colas en los pocos cajeros que funcionaron y hasta pasadas las 23.00 la gran mayoría de establecimientos no activaron los datáfonos.
La radio impone su fuerza frente al apagón
La televisión, los teléfonos, Internet y, por consiguiente, las redes sociales más utilizadas, se apagaron poco después de las 12.30 horas, por lo que la radio mantuvo conectadas a millones de personas durante el apagón.
Cuando se apagó la luz, se encendieron los transistores que, en muchos casos, permanecían guardados en un cajón y se pudieron escuchar en domicilios, en talleres, peluquerías, bares, en los balcones de las casas que todavía recuerdan a la pandemia, y por las calles de toda España. Muchos ciudadanos bajaron a la calle a comprar un transistor y las pilas que encendieran la radio y que, al final del día, se habían agotado en muchos establecimientos.

Bomberos de Madrid acceden a varias viviendas
Los bomberos tuvieron que rescatar a 300 personas atrapadas en ascensores por el apagón en la Comunidad de Madrid. A falta de una hora para terminar la jornada de crisis por el apagón en la región, el balance del apagón en la Comunidad de Madrid sumó 3.139 expedientes de emergencias y casi 300 intervenciones de los Bomberos.