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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Los avisos sobre el 1-O o por qué sí era posible imaginárselo

7 de septiembre de 2017. Mariano Rajoy comparece ante la prensa tras la aprobación, el día 6, de las leyes de desconexión y referéndum por parte del secesionismo catalán. “Probablemente, nadie pudo imaginar jamás que asistiríamos a un espectáculo tan democráticamente deplorable como el vivido ayer en el Parlament”, afirma en su declaración. ¿Nadie se lo podía imaginar? La afirmación no es del todo exacta, si tenemos en cuenta algunos avisos que podían haber conducido al presidente del Gobierno a imaginar, con mucha exactitud, lo que está ocurriendo hoy en Cataluña. Nos vamos de viaje en el tiempo…

16 de octubre de 2013. El entonces portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados, Josep Antoni Duran i Lleida se dirige al presidente Mariano Rajoy. La pregunta es clara: ¿tiene el presidente del Gobierno una agenda política para Cataluña? No quiere Duran oír hablar de recuperación económica ni de la Constitución, sino de transferencia de competencias y de dinero para Cataluña -ya se adivinaba la ambición del separatismo-.

Ya en su segunda intervención, y poco contento con la primera respuesta del presidente del Gobierno, Duran i Lleida continúa: “Me da la sensación, señor presidente, de que usted es de los que cree que el tiempo lo soluciona todo y en este caso no es así; al revés, cuanto más tiempo pasa más se encoge el espacio de encontrar una solución. (…) Señor presidente, usted sabe mi opinión sobre esta cuestión, pero yo le avanzo lo siguiente, y no es ningún tipo de amenaza: si usted no es capaz como presidente del Gobierno de encabezar una respuesta de Estado, no simplemente de Gobierno, que agrupe al Gobierno, a los principales partidos de esta Cámara y a las instituciones del conjunto del Estado para dar respuesta a esa situación política de Cataluña que tiene un gran apoyo social, se va a encontrar —y no es ninguna amenaza— simplemente con una declaración unilateral de independencia que algunos van a aprobar en el Parlamento de Cataluña (…) Lo que se le pide y se espera de usted es una respuesta”.

Claro y contundente aviso: “Se va a encontrar con una declaración unilateral de independencia que algunos van a aprobar en el Parlamento de Cataluña”.

Pero Rajoy prefiere responder con un discurso emotivo y, sobre todo, poco comprometedor: “Entre todos nos hemos dado un marco para convivir, hemos aprobado una Constitución, que no es la Constitución de nadie, es la Constitución de todos (…) Ahora hay algunos que no están de acuerdo con todo eso que aprobamos cuando refrendamos nuestra Constitución, que quieren romperlo. No es mi opinión. Yo seguiré trabajando para que vivamos juntos, para mantener los lazos históricos, afectivos, sociales, personales y de todo tipo que tenemos. Esto no es un invento de nada, señor Duran, esta es una realidad de algo que lleva unido durante siglos, a lo largo de toda nuestra historia”.

Habla el presidente de lazos históricos, afectivos, sociales y personales. Una realidad poco o nada coincidente con la que viven cada día muchos catalanes en la Cataluña independentista. ¿No se lo creen? Sigamos con nuestro viaje en el tiempo…

26 de febrero de 1997. El entonces diputado del PP catalán y hoy presidente del Grupo Intereconomía, Julio Ariza, describe en el diario ABC la vida de muchos españoles de Barcelona, Tarragona o Lérida.

“¿Cuál es la realidad que desde el poder pretende configurar el proyecto nacionalista? La realidad en Cataluña es que muchos de nuestros hospitales y centros sanitarios no tienen rotulación bilingüe sino sólo en catalán. Si un paciente solicita que le entreguen en castellano el protocolo o las instrucciones para una operación quirúrgica se le dice que, desde la Consellería de turno, les tienen ordenado entregarlo únicamente en catalán. (…) resulta incomprensible que las dos televisiones autonómicas públicas emitan exclusivamente programación en catalán. (…) La realidad es que existen no pocos museos en Cataluña que exponen no pocos museos en Cataluña que exponen la leyenda de sus obras de arte en catalán e inglés, para satisfacción de los visitantes de Zaragoza o de Ávila. (…) Lamentablemente, el nacionalismo separador y excluyente entiende la defensa de los derechos de los catalanes catalanoparlantes a costa de la conculcación de derechos de los catalanes castellanoparlantes”. Pues parece que esos lazos históricos y sociales no eran tantos…

Dos décadas después de aquel primer aviso y cuatro años después de la profética ‘amenaza’ de Duran, a la posible declaración unilateral de independencia se suman las algaradas callejeras. Dos décadas después España asiste al mayor despliegue policial en Cataluña para velar por el cumplimiento de la ley y a una operación que se salda con la detención de más de una docena de cargos públicos catalanes acusados de sedición, desobediencia, prevaricación…

El conflicto no ha hecho más que estallar, pero no podrá decir Mariano Rajoy que no estaba avisado.

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