«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Cataluña: cuando la tensión política afecta a la salud

La endiablada escalada de tensión desatada por el separatismo catalán tiene consecuencias más allá de la política. Se habla de un incremento en las ventas de ansiolíticos y colectivos como la policía o los periodistas denuncian un clima irrespirable.


La sociedad catalana lleva semanas sumida en una espiral de tensión política que parece haber alcanzado a la salud de los propios catalanes. Hay fractura social. Aparecen cada día nuevos testimonios de amigos, compañeros de trabajo, vecinos y familiares que se han distanciado por culpa de la crisis política desatada por el separatismo.
Este mismo periódico informó de la triste historia de una pareja de pensionistas, cuya hija había dejado de hablarles por motivos políticos. Hace años que no ven a sus nietos por el mismo motivo.

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La preocupación de los ciudadanos por la posibilidad de una secesión se ha triplicado en los últimos dos meses, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En el estudio, el 7,8% de los encuestados señala la crisis separatista como uno de los tres principales problemas del país.
Jordi García-Soler explica que en El Plural que “profesionales catalanes diversos del sector de la sanidad –psiquiatras, psicólogos, médicos de cabecera, farmacéuticos- aseveran que en las últimas semanas se ha producido en Catalunya un incremento sustancial en la prescripción y el consumo de algunos medicamentos como los ansiolíticos, los antidepresivos y los somníferos”.
Asegura el periodista catalán que “muchas agendas de psiquiatras, psicólogos y terapeutas están colapsadas, no solo en la ciudad de Barcelona sino casi en toda Catalunya”.
Y otro periodista catalán, en este caso Enric Juliana, reconoce que existen miles de catalanes “angustiados” y que “duermen mal estos días”. “Han aumentado la venta de ansiolíticos y las consultas médicas”, escribe en su columna de La Vanguardia.

«El triple de ansiolíticos»

Ansiedad, angustia, depresión o estrés son algunos de los síntomas que padecen muchos catalanes que viven en una situación de perpetua incertidumbre. Que observan cómo cada día marchan de Cataluña numerosas empresas y que, quizá, algún día sea el turno de la suya propia. Se percibe riesgo laboral y material. Y la prueba más palpable es que también los notarios catalanes tienen sus agendas colapsadas. En muy pocos días se han producido ya, según las últimas informaciones, más de setecientos traslados de sedes sociales de empresas catalanas al resto de España.
No hay cifras oficiales, aunque se habla de que podría haberse multiplicado por tres la venta de tranquilizantes. Según ‘Diario de Sevilla’, en los corrillos de la recpeción oficial con motivo del Día de la Hispanidad se hablaba de que se estaban vendiendo “el triple de ansiolíticos desde que se votó en el referéndum ilegal”.

«Me han destrozado la vida»

Okdiario obtuvo hace pocos días el testimonio de una agente de los Mossos d’Esquadra que denunciaba “persecución” por motivos políticos. Ha sido suspendida de empleo y sueldo durante unos meses por un comentario en sus redes sociales. Ha pasado una grave depresión en la que ha tomado antidepresivos y ansiolíticos y ha adelgazado doce kilos. “Me han destrozado la vida”, denunciaba en el diario de Eduardo Inda.

Periodistas denuncian «un clima insportable» y recurren a los tranquilizantes

Otro colectivo que denuncia la tensión es el periodístico. Periodistas catalanes, del resto de España, y también extranjeros, denuncian “acoso y linchamiento” por no adherirse en sus informaciones al proceso rupturista.
Reporteros Sin Fronteras difundió hace dos semanas un informe que ponía de manifiesto el clima «insoportable» en el que trabajan a diario los profesionales, que denuncian haber sufrido presiones propagandísticas por parte de la Generalitat de Cataluña y campañas de ciberacoso en las redes sociales.
Según RSF la situación en Cataluña “ha tensado la cuerda hasta extremos indeseables” en el desarrollo de la profesión. Denuncian “continuas presiones sobre la prensa extranjera y local” que no se alinea con el independentismo.
Tunku Varadarajan, colaborador de Politico.eu, fue víctima de la furia de la turba tuitera el pasado mes de enero, tras escribir un artículo titulado «Doce personajes que te harán la vida imposible», en 2017, en el que incluía al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Varadarajan contó su experiencia en ABC: “Me llamaban mercenario al servicio de España, lacayo de la Corona española y, lo más divertido de todo, cuestionaban mi derecho a hacer comentarios sobre Cataluña por ser seguidor del Real Madrid”.
Cristian Segura, de El País, sufrió “uno de los mayores linchamientos contra periodistas” en las redes sociales que RSF haya observado. Fue por una información sobre el diputado de Junts Pel Sí Lluís Llach. Durante tres días recibió insultos y descalificaciones, también por parte de políticos y periodistas independentistas. Llegó, como tantos otros, a recurrir a los ansiolíticos.
 
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