Un marroquí de 44 años ha sido condenado a ocho años de prisión por un tribunal de Castellón por haber mantenido una convivencia abusiva con una menor de edad a la que trajo desde Marruecos tras contraer matrimonio con ella bajo normas religiosas, un enlace no reconocido por la legislación española. El fallo judicial también le impone cinco años de libertad vigilada, una indemnización de 30.000 euros para la víctima y la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de ella.
Según ha quedado acreditado en la sentencia, una vez en territorio español, el hombre obligó a la joven —que entonces tenía 16 años— a presentarse ante terceros como su sobrina, ocultando deliberadamente el vínculo conyugal. Desde su llegada a la provincia de Castellón, la menor fue sometida a un régimen de control total. No sólo debía encargarse de las tareas domésticas del hogar, sino que también estaba a disposición del condenado, que imponía prácticas sexuales en un contexto de sumisión marcado por la desigualdad de poder y las creencias religiosas de la joven.
El tribunal ha considerado probado que la adolescente no actuaba de forma libre, sino condicionada por la autoridad que el hombre ejercía sobre ella, por la presión de su entorno cultural y por el miedo a las consecuencias de desobedecer. Esa situación de subordinación anulaba su capacidad de consentimiento real, tal y como subraya el texto judicial.
La situación fue detectada gracias a la alerta emitida por el centro educativo al que asistía la menor, lo que permitió activar los servicios de protección. Tras ser atendida en un recurso especializado para mujeres en riesgo, pasó a estar bajo la tutela de la Dirección Territorial de Igualdad y Políticas Inclusivas de Castellón.
Los efectos del maltrato prolongado han dejado secuelas significativas en el desarrollo personal de la joven, que ha presentado síntomas de estrés y ansiedad, además de otras alteraciones emocionales, según los informes incluidos en el procedimiento.
