«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La actividad parlamentaria vuelve al Congreso tras meses de parálisis

«Mucho ruido y pocas leyes», podría ser el resumen de esta XII legislatura, con mucha bronca, pero pocos acuerdos y apenas un puñado de leyes que hayan acabado en el BOE.


Después de meses de parálisis parlamentaria y con un raquítico bagaje legislativo desde las últimas elecciones, el Congreso de los Diputados comienza a recuperar el pulso con dos citas políticas de altura para esta primavera: la incierta tramitación de los presupuestos y el debate del estado de la nación.
Con un PP en minoría en el Congreso, sin socios estables y con la atención política centrada en el desafío independentista en Cataluña, el balance legislativo de este último año y medio ha sido más bien exiguo.
«Mucho ruido y pocas leyes», podría ser el resumen de esta XII legislatura, con mucha bronca, pero pocos acuerdos y apenas un puñado de leyes que hayan acabado en el BOE.
Y es que el Congreso lleva en «modo campaña electoral» prácticamente desde que se celebraron los últimos comicios, con todos los partidos mirando de reojo a sus inmediatos adversarios.
De dos «grandes partidos», el PP y el PSOE, que se disputaban la hegemonía política, se ha pasado a un juego a cuatro bandas, que complica mucho cualquier acuerdo.
Y ello, pese a que queda más de un año para las próximas elecciones autonómicas y municipales, en la primavera de 2019.
Las últimas encuestas, con un Ciudadanos en racha, un PP en franco declive, un PSOE que no termina de despegar y un Podemos que parecer perder fuelle, no ayudan en nada a la cultura de pacto.
Muestra de ello ha sido el reciente fracaso en la renovación del Consejo de RTVE, con unos partidos incapaces de llegar a un acuerdo, no ya en los nombres, sino tan siquiera en el método de elección de la nueva dirección del ente público pendiente desde septiembre.
La tensión entre PP y Ciudadanos, avivada por el resultado de las elecciones catalanas y la hipótesis de un cambio de liderazgo en el centro-derecha, así como la lucha feroz entre el PSOE y Podemos por capitanear la izquierda, frustran cualquier mínimo consenso en el día a día.
Hasta ahora, PP y Cs habían formado una mayoría de bloqueo para paralizar en la Mesa del Congreso la tramitación de muchas de las iniciativas de la oposición, pero ese acuerdo tácito se rompió el pasado martes después de varias semanas de distanciamiento y de amagos de divorcio.
El partido de Albert Rivera dejaba que siguiera adelante la derogación de la llamada «ley mordaza», una de las leyes esenciales del primer Gobierno de Mariano Rajoy, lo que abre la vía para que la oposición vaya desmontando parte del legado legislativo de la pasada legislatura.
Con este escenario casi preelectoral, el Congreso afronta los próximos meses, con tres hitos en el calendario.
En dos semanas, la Cámara celebrará un debate monográfico sobre el futuro de las pensiones solicitado por los grupos y al que se ha ofrecido también el propio Rajoy ante la masiva protesta de los pensionistas en la calle en demanda de pensiones «justas».
Pensionistas que son, no hay que olvidarlo, uno de los principales caladeros de votos del PP.
Hacia Semana Santa, el Congreso recibirá el proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2018, todavía sin apoyos suficientes para que puedan salir adelante.
Y la tercera cita, ya entrada la primavera pero sin fecha fija, el debate sobre el estado de la nación.
Mariano Rajoy no convoca el debate de política general, que es como se llama formalmente al debate del estado de la nación, desde febrero 2015, diez meses antes de las elecciones generales del 20 de diciembre de ese año.
Desde entonces, ha habido tres investiduras, dos de ellas fallidas, una del propio Rajoy y la otra del socialista Pedro Sánchez, una repetición de elecciones generales -las de junio de 2016- y hasta una frustrada moción de censura en la que salió derrotado el líder de Podemos, Pablo Iglesias.
La convocatoria del debate del estado de la nación corresponde en exclusiva del presidente del Gobierno, aunque ya ha mostrado su deseo de que se celebre antes del verano.
Será, de nuevo, un hándicap para el PSOE la ausencia de Pedro Sánchez en la Cámara.
Rajoy aspira a llegar a ese debate con los presupuestos encarrilados, aunque Cs no para de subir su apuesta para apoyarlos y el PNV continúa de perfil a la espera de cómo se resuelve el laberinto catalán ahora que Carles Puigdemont -parece- que ha dado un paso atrás.
El Gobierno podría superar el primer escollo de las enmiendas a la totalidad si hay abstenciones en ese trámite, pero para aprobar las cuentas públicas necesita más apoyos, y esos están por venir.
A malas, queda la opción de mantener la prórroga durante 2018 y 2019, una hipótesis que el Ejecutivo no descarta y que le permitiría seguir adelante hasta las elecciones generales de 2020.

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