El pasado sábado 7 de octubre, el Papa Francisco recibió en el Vaticano a la Cofradía de la Virgen de Monserrat, en conmemoración de su 800 aniversario. Junto a los 800 peregrinos venidos de Cataluña, en una audiencia celebrada en el patio de San Dámaso del Palacio apostólico, también estuvieron presentes el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, y el padre abad de Montserrat Manel Gasch, así como todos los obispos de Cataluña.
La polémica ha saltado días después por el discurso del Santo Padre ante los peregrinos de Monserrat. En una entrevista con Rac1, el cardenal Omella se ha mostrado «asombrado y sorprendido» por las críticas de algunos sectores independentistas al Papa Francisco debido a la lectura de su discurso en español. El arzobispo de Barcelona ha asegurado en la entrevista radiofónica que el borrador del texto lo prepararon los propios monjes de Monserrat.
En un momento de la bendición de la Virgen Moreneta, el Papa preguntó a Omella, en tono amistoso, si la bendición debía «ser en catalán», a lo que el cardenal contestó que «no». La confusión vino porque el título del borrador del discurso, preparado para el Santo Padre, figuraba en catalán —«Deu de la tendresa»—, mientras que el cuerpo del texto estaba enteramente escrito en castellano. Fuentes de la Abadía de Monserrat aseguran que el texto se presentó «en lengua castellana de acuerdo con las indicaciones que se habían recibido desde la Casa Pontificia».
En este sentido, Omella ha querido recordar que el texto «no pasa por el arzobispado» sino que fue enviado directamente desde la Abadía a la Oficina de Comunicación del Papa Francisco. Además, el arzobispo barcelonés ha reconocido que aconsejó al Papa dedicar unas pocas palabras en catalán. El saludo de Francisco a su llegada al patio de San Dámaso fue «Bon dia a tots».
En este encuentro el Papa Francisco se refirió a la Virgen de Monserrat como la «querida Moreneta». Delante de ella, dijo entonces el Pontífice, «se despiertan los sentimientos más nobles de una persona». Unas declaraciones que no tienen nada que ver por la polémica despertada por los separatistas, de la que el cardenal Omella se ha mostrado ajeno: «No tengo nada en contra de la lengua», ha zanjado.