«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Algunos mostradores de facturación han tenido que ser clausurados temporalmente

Denuncian una plaga de chinches en el aeropuerto de Barajas mientras se multiplica por diez el número de personas que duermen en el interior

Aeropuerto de Barajas. Redes sociales

El Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas atraviesa una situación crítica después de que se haya incrementado el número de personas que duermen en su interior, especialmente durante la noche, lo que ha desatado una oleada de quejas entre los empleados. Se calcula que más de medio millar de personas sin hogar pernoctan actualmente en distintas áreas del recinto, lo que complica seriamente las tareas de higiene y desinfección. Esta convivencia forzada, junto con la escasez de personal de limpieza arrastrada desde la pandemia, ha generado un escenario de deterioro progresivo que trabajadores y sindicatos tachan de insostenible.

Diversos testimonios de la plantilla advierten de una proliferación de insectos en determinadas zonas, especialmente en la Terminal 4. Según denuncian, no sólo se han detectado chinches y piojos, sino que también algunos mostradores de facturación han tenido que ser clausurados temporalmente por este motivo. Empleados afectados aseguran que sienten picor al iniciar su jornada laboral, y muchos evitan determinadas áreas por miedo a sufrir picaduras.

Las imágenes compartidas en redes sociales han servido para visibilizar el problema. Usuarios como @Adriyuyu han publicado fotografías de insectos en espacios comunes y personas durmiendo sobre bancos o en el suelo, acompañadas de comentarios como «por mucho que fumiguen, sigue la plaga». Estas publicaciones han contribuido a aumentar la presión sobre las autoridades responsables del aeropuerto.

Aena, la entidad que gestiona el aeródromo, ha salido al paso de las denuncias negando que exista una plaga generalizada, aunque sí reconoce que se han llevado a cabo actuaciones específicas de desinfección y fumigación como medida preventiva.

Desde los sindicatos, la preocupación va más allá de la simple incomodidad. Rosa Sampedro Rodríguez, responsable federal del sector de limpieza de UGT y trabajadora en la terminal T4S, ha confirmado que los insectos se han detectado principalmente en la segunda planta de la T4, donde se ubican los mostradores de Iberia. Advierte de que el malestar entre la plantilla va en aumento, y denuncia un ambiente laboral «desmoralizante».

A pesar de que los parásitos como chinches o piojos no suelen ser vectores de enfermedades graves, pueden provocar reacciones alérgicas, infecciones cutáneas o incluso cuadros de anemia si la exposición es prolongada. Pero más allá del impacto físico, los trabajadores insisten en el desgaste psicológico de tener que convivir a diario con esta situación sin ver mejoras concretas.

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