Una menor de edad ha denunciado haber sufrido una agresión sexual llevada a cabo por dos menas en el centro de inmigrantes ilegales de Ateca (Zaragoza). Además, según el auto de la juez revelado por el portal OkDiario, un exsupervisor del centro de origen árabe estuvo implicado, ya que tuvo conocimiento del suceso pero no hizo nada para impedirlo.
Este centro se cerró el pasado mes tras conocer los horrores que se estaban produciendo en el interior, y el agente implicado se había jubilado poco antes de la clausura definitiva. De momento, la Fundación Comunidad y Salud —encargada de gestionar el centro— no ha lanzado ningún comunicado al respecto.
Desde agosto, varios empleados del centro de Ateca, incluidos el director Iván R. y tres trabajadores más (Youssef B., Abdelilah A. y Alexandru R. A.), se encuentran en prisión preventiva sin fianza. Todos ellos están acusados de ser posibles responsables de delitos graves que incluyen torturas, lesiones y abusos cometidos contra menores, además de pertenecer a una organización criminal. Los crímenes habrían sido cometidos dentro de las instalaciones de la ONG, afectando a los menores residentes.
El ex supervisor del centro, Miguel Ángel V. P., también está siendo investigado por su posible implicación. Según el auto judicial, al que ha tenido acceso el portal OkDiario, la jueza del caso considera poco creíble la versión de Miguel Ángel, quien aseguró no tener conocimiento de los abusos. Durante su testimonio, el exsupervisor negó tener cualquier capacidad de decisión o autoridad sancionadora, y afirmó que su papel en el centro se limitaba a tareas de mantenimiento y cuidado básico de los menores. Además, intentó descargar la responsabilidad en los directores del centro, Daniel Urbina e Iván R., alegando que ellos eran los únicos encargados de tomar decisiones.
Sin embargo, el director Iván R., en su reciente declaración ante el tribunal este martes, contradijo esta versión. Según el auto, Iván afirmó que durante varios meses había seguido las instrucciones de Miguel Ángel, sugiriendo que el supervisor tenía un rol mucho más activo en la gestión y funcionamiento del centro. Esto pone en entredicho las afirmaciones del exsupervisor y aumenta las sospechas sobre su posible implicación en los hechos.
