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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Ejército de Tierra: Brigada 2035, un nuevo concepto para futuros conflictos

La Brigada 2035 es el modelo que se está diseñando para la adaptación del Ejército español al entorno operacional que se prevé en el horizonte de ese año.

En los próximos años, el Ejército de Tierra deberá actuar en entornos impredecibles, dinámicos, inestables y de creciente complejidad. Esto, unido a los rápidos avances tecnológicos, la posibilidad de acceso a tecnologías de uso civil y militar por parte de potenciales adversarios y amenazas, así como la hiperconectividad, gran influencia y omnipresencia de los medios de comunicación y redes sociales, obliga -tal y como informa la web de la institución a una evolución en el concepto de sus brigadas -unidad de combate referente de las fuerzas operativas terrestres-. En este sentido, las futuras Brigadas se dotarán de las capacidades necesarias como un Sistema de Combate Integral, es decir, adquiriéndose todas ellas de forma global.
La Brigada 2035 es el modelo que se está diseñando para la adaptación del Ejército español al entorno operacional que se prevé en el horizonte de ese año.

La fase de experimentación se iniciará en noviembre de 2018

En este nuevo modelo, la definición de las tecnologías a integrar, la organización, las tácticas o los procedimientos para el combate requieren de un proceso de experimentación. Para ello se ha designado a la Brigada “Rey Alfonso XIII”, II de la Legión, como Brigada Experimental (BRIEX) 2035, responsable de ejecutar las actividades de experimentación que faciliten el diseño de la brigada de ese año. La elección de la Brigada de la Legión ha venido determinada porque dispone de un campo de maniobras y tiro en la base “Álvarez de Sotomayor” en Viator (Almería) -donde se ubica el Cuartel General de la unidad- y está próxima al Mando de Adiestramiento y Doctrina, con sede en Granada. Además, los demostradores tecnológicos que se usarán estarán fundamentalmente basados sobre el Vehículo 8×8, cuyas primeras unidades sustituirán al actual BMR, en dotación en dicha Brigada. La fase de experimentación se iniciará en noviembre de 2018 y su finalización está prevista, una vez alcanzados los objetivos, en el segundo semestre de 2019.
La característica principal de la Brigada 2035 es que estará basada en la tecnología, lo que le permitirá disponer de una mayor potencia de combate con menor número de personal -unos 2.800 militares aproximadamente-.

Prueba de proyectos tecnológicos

Por eso, durante la fase de experimentación se probarán diferentes proyectos tecnológicos, como los ya mencionados VCR 8X8, así como otros equipos y sistemas que puedan recibirse antes de noviembre de 2018, y durante el periodo de experimentación. Igualmente, se hará uso de los sistemas de simulación de combate disponibles. Al finalizar esta fase de experiencias se elaborará el Plan de Transición, que permitirá iniciar el proceso de adaptación de las actuales brigadas al concepto Brigada 2035. Este se irá activando secuencialmente, sin que ninguna de las unidades adquiera un perfil diferenciado o privilegiado sobre las demás por el orden seguido en su implantación, o cualquier otra circunstancia, porque, en el futuro, de lo que se trata es de que todas las Brigadas sean aptas para su empleo en todo el espectro del conflicto -tanto en entornos lineales como no lineales-, interoperables con otros ejércitos aliados e integrables en la Fuerza Conjunta.

Así será la nueva Brigada (por funciones de combate)

Apoyo logístico

La variedad de posibles escenarios pondrá a la logística ante retos contrapuestos. En unos se deberá apoyar a una fuerza dispersa en grandes espacios y con una amenaza también dispersa, difusa, discontinua y cambiante; y en otros, será necesario enfrentarse a un enemigo similar a las fuerzas propias, con capacidad de interferir en la maniobra logística mediante los fuegos y la degradación de los sistemas de información y telecomunicaciones.
La necesidad de concentrar los recursos humanos y materiales disponibles en las unidades de combate requerirá reducir al mínimo la huella logística. Para ello es imprescindible afrontar la racionalización de todas las fases de ciclo logístico y contar con un sistema integrado de información logística.
La capacidad de autodiagnóstico de los materiales, la predicción de averías, la simplificación de la tareas de mantenimiento, la mejor cualificación del personal, la disponibilidad de sistemas tutoriales o de “telemecánica”, la posibilidad de generar localmente piezas de repuesto por impresión 3D, así como la robotización y automatización, permitirán reducir la cantidad de personal requerido en tareas de mantenimiento y para operaciones tales como la conducción, preparación de cargas y su manejo.
Por otra parte, la previsible dispersión de las unidades, las dificultades de evacuación y la necesidad de reducir las bajas propias, obligarán a disponer de mayores capacidades de estabilización a vanguardia. Para ello será necesaria la cualificación del personal, desde el combatiente al personal facultativo, pasando por figuras como el “paramédico”, así como la disponibilidad de medios técnicos y sustancias activas, y sistemas tutoriales y de telemedicina.

Inteligencia

La evolución tecnológica hará posible un aumento muy significativo del número de sensores en el campo de batalla y esto aumentará la dificultad de integración de la información. Los avances en inteligencia artificial dotarán de mayores niveles de autonomía a los sensores, lo que permitirá el empleo de enjambres de sensores o de redes de enjambres. Otros medios con una importancia creciente serán los de obtención por fuentes abiertas (incluyendo las redes sociales) o la identificación biométrica. Además, serán necesarios sensores específicos para el combate en el subsuelo en zonas urbanizadas. Los sistemas de inteligencia artificial serán, en este aspecto, críticos para facilitar la gestión de la información, análisis, fusión y diseminación de Inteligencia.

Mando

Se requiere de un sistema de mando y control que integre en tiempo útil todas las funciones de combate, proporcionando una única y actualizada visualización de la información operacional relevante (Common Operational Picture). El desarrollo de medios CIS para soportar el sistema de mando y control deberá permitir el establecimiento de puestos de mando reducidos, móviles y con baja firma electromagnética, que garanticen el enlace en cualquier situación.

Maniobra

La movilidad y autonomía de los vehículos permitirá a las unidades actuar dispersas, simultaneando más puntos de presencia, así como concentrarse rápidamente para concentrar efectos cuando sea necesario. La protección y supervivencia del personal embarcado en las plataformas terrestres será una característica fundamental, por lo que será necesario combinar los blindajes con sistemas de detección (activos y pasivos), neutralización y destrucción contra todo tipo de amenazas. La irrupción de vehículos autónomos y semiautónomos será fundamental para mejorar la supervivencia de las unidades, ya que sustituirán a los combatientes en tareas para los que son más aptos (apoyo, reconocimiento y sensorización, e incluso portando ciertas armas de apoyo), multiplicándose así la potencia de combate.

Fuego

Las fuerzas terrestres deberán poder integrar los fuegos conjuntos en la maniobra. Además, en 2035, seguirá siendo crucial disponer de fuegos específicos terrestres, por su capacidad de prestar apoyo continuado las 24 horas del día, todos los días de la semana. Las unidades de apoyo de fuegos deberán ser capaces de actuar, simultáneamente, en beneficio de varias pequeñas unidades y de concentrar los efectos cuando así se requiera. En cuanto a la integración de los fuegos, en el elemento de apoyo de fuegos (FSE) del Batallón, se producirá la integración de los fuegos de artillería, mortero o helicóptero. Al menos en el nivel Brigada se contará, además, con un equipo JTAC (Joint Tactical Air Controler) que proporcionará el control de ataque terminal. Respecto al empleo de la energía electromagnética con propósito ofensivo, se requerirá de sistemas tecnológicamente avanzados que permitan desarticular los sistemas enemigos cuando sea necesario.

Protección

En el ámbito de la amenaza aérea, además de aviones y helicópteros, se prevé un auge en los RPAS (Sistema Aéreo Pilotado de forma Remota) y “slow movers” (avionetas, ultraligeros, etc.); así como cohetes, morteros, proyectiles de artillería y misiles tierra-aire de pequeño tamaño (RAM). Los agrupamientos tácticos tendrán sistemas que neutralicen la amenaza RPAS y que proporcionen una defensa activa contra RAM. Además, las fuerzas terrestres dispondrán de unidades de defensa antiaérea de baja y muy baja cota. La integración de sistemas de misil y cañón dotará de mayor protección a la Brigada.
Por otra parte, también es necesario disponer de la capacidad C-IED (contra artefactos explosivos improvisados) hasta los niveles más bajos. En el futuro, la capacidad C-IED deberá disponer de mayor flexibilidad, en cuanto a sus medios, para adaptarse a los cambios en los procedimientos y técnicas.
La proliferación de la amenaza NBQ-R (especialmente la biológica y química) implicará disponer de capacidades de detección mejorada, con detectores hasta nivel combatiente. Las plataformas necesitarán protección frente a NBQ-R y contaminantes ambientales o industriales, al operar en zonas urbanizadas. Las pequeñas unidades deberán poder realizar una primera descontaminación. Será necesario disponer de equipos ligeros de guerra electrónica para contribuir a la protección de la fuerza en situaciones de contacto con el enemigo.

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