El acuerdo de coalición alcanzado entre el PSOE y Sumar recoge expresamente la apuesta de las dos formaciones por el reconocimiento del Estado palestino así como el «apoyo integral» a Ucrania ante la «injustificada agresión» por parte de Rusia. Estos dos son los asuntos que más fricciones han provocado en el Gobierno saliente entre los socialistas y Podemos.
Así consta en el último apartado del acuerdo de gobierno y que, bajo el título de «Una España abierta al mundo y con voz propia en el escenario internacional», recoge las prioridades que ambas formaciones se han marcado en materia de política exterior y europea.
«El Gobierno de España trabajará activamente para favorecer las vías diplomáticas que permitan avanzar hacia la paz en Oriente Medio y entre Israel y Palestina, en el marco de las resoluciones de las Naciones Unidas y garantizando el respecto al derecho internacional», reza el documento, en un momento en el que la violencia ha regresado a la región tras el ataque terrorista de Hamás contra Israel el pasado 7 de octubre.
Este asunto ha puesto de manifiesto en las dos últimas semanas hondas divergencias con Podemos, cuya líder y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ha defendido la necesidad de romper relaciones con Israel y de llevar a su primer ministro, Benjamin Netanyahu, ante la Corte Penal Internacional por presuntos crímenes de guerra en relación con los bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza.
«Apostaremos por el reconocimiento del Estado palestino conforme a la resolución del Congreso de los Diputados de 18 de noviembre de 2014», señalan PSOE y Sumar en su acuerdo de coalición, en referencia al texto aprobado por unanimidad reclamando al Ejecutivo, entonces encabezado por Mariano Rajoy, ese reconocimiento.
Esta había sido una de las condiciones puestas por los de Yolanda Díaz durante la negociación, si bien lo recogido en el texto —las dos últimas líneas del mismo en concreto— no llega tan lejos como quería Sumar, ya que habían solicitado un reconocimiento de Palestina incondicional, unilateral y sin esperar un consenso previo en el seno de la Unión Europea.