La T-4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas ha colapsado este miércoles, 2 de junio, en plena ebullición del arranque vacacional del verano, desatando escenas de caos entre los pasajeros internacionales. La saturación en los filtros de control de pasaportes ha provocado largas esperas, aglomeraciones y un clima de tensión en una de las terminales más transitadas del país.
Decenas de viajeros han compartido vídeos en redes sociales donde se aprecian auténticas mareas humanas intentando acceder a sus puertas de embarque. Muchos no han logrado llegar a tiempo y han perdido sus vuelos ante la desesperación de no recibir atención con la celeridad necesaria. Las imágenes muestran pasillos repletos, filas que serpentean por toda la terminal y usuarios atrapados sin información clara.
Fuentes consultadas por el diario El Debate señalan que la principal causa del colapso se encuentra en los controles fronterizos, donde la falta de personal de la Policía Nacional, encargada de la validación de documentos, ha generado un cuello de botella insalvable. Desde Aena, el operador aeroportuario, insisten en que esta responsabilidad no recae únicamente en ellos.
“Trabajamos de forma coordinada con la Policía Nacional para mitigar este tipo de incidencias”, han explicado desde Aena, asegurando que la situación responde a un repunte habitual del tráfico aéreo en estas fechas. “Es normal que se produzcan acumulaciones cuando coinciden tantos vuelos y pasajeros internacionales”, añaden.
Aunque no han confirmado si se han solicitado refuerzos adicionales, sí aseguran estar colaborando estrechamente con las fuerzas de seguridad para recuperar la normalidad lo antes posible. Mientras tanto, los afectados siguen enfrentándose a colas interminables y al riesgo de ver sus planes de viaje frustrados.
Lo ocurrido este miércoles pone de relieve los desafíos logísticos que enfrentan los aeropuertos españoles en temporadas altas, especialmente cuando coinciden picos de demanda y recursos limitados en los servicios de control. La falta de previsión y refuerzos vuelve a dejar en evidencia la fragilidad del sistema ante escenarios de máxima exigencia.