El futbolista del Mallorca, Dani Rodríguez, ha relatado la pesadilla vivida por su familia y los acompañantes del equipo en Yeda durante la reciente Supercopa de España. El futbolista, acompañado por su esposa Cristina y sus tres hijos, ha descrito los graves incidentes ocurridos a la salida del estadio, donde los familiares fueron objeto de acoso sexual y agresiones físicas debido a la falta de seguridad.
Según Rodríguez, su esposa, quien llevaba en brazos a su hija menor de cuatro años, sufrió tocamientos e intentos de inmovilización mientras trataba de proteger a sus otros dos hijos, de 13 y 6 años. «Estaban rodeados de una multitud, incapaces de reaccionar, mientras los acosadores les hacían fotos y les agarraban sin ninguna vergüenza. Es inaceptable que algo así ocurra en un torneo organizado por la Federación Española de Fútbol».
La situación también afectó a otras mujeres de la expedición, como la esposa del portero Dominik Greif, quien también sufrió acoso mientras intentaba llegar al autobús del equipo. Rodríguez criticó duramente la inacción de la Federación, que, según él, no solo falló en garantizar la seguridad, sino que posteriormente minimizó los hechos. «Es muy grave que el presidente haya intentado restar credibilidad a nuestras denuncias, asegurando que nuestras esposas se confundieron entre el acoso y el agobio. Eso es deleznable«, afirmó el centrocampista.
El jugador también cuestionó el silencio de los partidos políticos y del Gobierno español. «Me sorprende que aquellos que presumieron de defender el feminismo en el caso Rubiales no hayan dicho nada ahora. Lo que ocurrió en Yeda con nuestras mujeres es mucho más grave, y la falta de apoyo y condena por parte de nuestros representantes es indignante«, aseguró. Rodríguez calificó a la clase política como «la mayor lacra de España» y afirmó que los valores de las personas deberían estar por encima de cualquier interés económico o político.
Rodríguez explicó que los problemas comenzaron tras el partido entre el Real Madrid y el Mallorca, en un ambiente hostil que culminó en agresiones físicas a los hombres de la expedición y acoso sexual a las mujeres. «A mí me dieron collejas e insultos, pero lo más grave es lo que les hicieron a nuestras esposas, madres y hermanas. Las agarraban, las tocaban y les ponían los móviles en la cara como si nunca hubieran visto a una mujer occidental. Esto no es solo una falta de respeto, es una violación de la dignidad humana«.
La falta de medidas de seguridad ha sido uno de los principales puntos de crítica. «La Federación, como organizadora, tenía la responsabilidad de protegernos. En lugar de asumirla, han tratado de minimizar lo ocurrido. Es un insulto», concluyó Rodríguez. El futbolista hizo un llamado a las autoridades para que se investiguen estos incidentes y se tomen medidas para garantizar que no se repitan.
El silencio de las instituciones y la ausencia de declaraciones oficiales por parte de la Federación o del Gobierno agravan, según Rodríguez, el daño emocional sufrido por las familias y el equipo. «Esto no puede quedar en el olvido; alguien tiene que asumir la responsabilidad».