El Gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado este martes, la subida de sueldo del 0,5 % para más de tres millones de empleados públicos. Se trata de un incremento pactado hace tiempo con los sindicatos y supeditado a la inflación, que Moncloa ha retenido hasta que no ha tenido más remedio.
Fue la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, la encargada de anunciar a bombo y platillo lo que no es más que el cumplimiento mínimo de un compromiso firmado sobre el aumento de sueldo. “Damos por cumplido lo acordado con los sindicatos”, declaró, obviando que ese cumplimiento llega con más de 18 meses de retraso y en plena crisis de confianza con los trabajadores públicos y la ciudadanía en general.
El alza será retroactiva desde el 1 de enero de 2024, como exige el acuerdo, y eleva el aumento salarial total de este año al 2,5 %. Pero ese dato no oculta que el Ejecutivo sólo ha movido ficha cuando el IPC armonizado ha obligado legalmente a activar la cláusula pactada con UGT y CCOO.
Pese a que los sindicatos de clase han dado por buena la medida, no han ahorrado críticas al Ejecutivo por su dejadez. En un comunicado conjunto, CCOO y UGT han recriminado al Gobierno la “tardanza”.
Desde el Ministerio de Hacienda, María Jesús Montero ha querido vender la medida como una muestra de “compromiso firme”, pero lo cierto es que el Ejecutivo ha incumplido plazos y congelado reformas estructurales en la Administración. El incremento aprobado, muy lejos de compensar la pérdida de poder adquisitivo provocada por la inflación, se presenta ahora como un acto desesperado frente a una crisis política sin precedentes en el PSOE.
Todo ello mientras la tasa de reposición sigue lastrando la incorporación de personal, miles de plazas permanecen sin cubrir, y el deterioro de los servicios públicos es cada vez más evidente.
En resumen: el Gobierno se ve forzado a pagar lo que debía, tras meses de inacción, presión sindical y evidencias estadísticas. Pero lejos de reconocer su dejadez, opta por vender la subida como un logro social. Un gesto mínimo, escenificado con propaganda, que no tapa los incumplimientos de fondo ni el desgaste creciente entre los funcionarios.