«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La falta de coordinación entre administraciones complicó la respuesta

El Gobierno retrasó cuatro días el envío de especialistas de rescate a la riada: «En vez de salvar vivos nos mandaron a buscar muertos»

Bomberos de Canarias realizan labores de limpieza en Alfafar. Europa Press

El Ministerio del Interior rechazó desplegar a los Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM) en los primeros momentos de la tragedia provocada por la riada en la Comunidad Valenciana, a pesar de que sus responsables ofrecieron su ayuda de inmediato. La decisión de no movilizar a estos equipos especializados en salvamento en terrenos difíciles retrasó la respuesta de los cuerpos de élite en una situación en la que cada minuto era crucial.

El temporal devastador, que azotó varias localidades valencianas el 29 de octubre, dejó un saldo de más de 200 víctimas mortales. La falta de coordinación entre administraciones complicó la respuesta de los servicios de emergencia, aunque desde el primer momento la Guardia Civil y otros efectivos de seguridad se mostraron dispuestos a intervenir, según adelanta ABC.

En la madrugada del 30 de octubre, se ordenó el traslado de los primeros efectivos del GREIM más cercanos, que pertenecían al Área de Granada. Este equipo incluía a siete u ocho agentes, entre ellos algunos destacados en la localidad valenciana de Onteniente. Sin embargo, otras unidades especializadas que estaban preparadas para intervenir fueron bloqueadas.

Uno de los grupos afectados fue el del Área de Navacerrada, que reúne equipos de Madrid, Ávila, Segovia y La Rioja. Varios de sus integrantes cargaron su equipo de rescate, trajes de neopreno y botas de barranco y partieron en dirección al aeropuerto militar de Torrejón de Ardoz (Madrid) en la madrugada del 30 de octubre. No obstante, cuando ya estaban en ruta, recibieron la orden de regresar a la base sin más explicaciones. «Íbamos listos para el rescate, pero nos mandaron de vuelta», relata un miembro de la Guardia Civil.

La espera de nuevas órdenes se prolongó durante varios días, hasta que finalmente los GREIM fueron enviados a la zona de desastre el 4 de noviembre, cuando el objetivo ya no era salvar vidas, sino recuperar cuerpos sin vida. «En vez de rescatarnos vivos, nos mandaron a buscar muertos», lamenta con impotencia uno de los rescatistas.

Según fuentes internas de la Guardia Civil, el 30 de octubre se podría haber desplegado a más de 50 especialistas de los GREIM, pero en las primeras jornadas sólo había una decena en la zona afectada. Con el paso de los días, el número fue aumentando progresivamente, alcanzando los 25 efectivos en los días posteriores. «Teníamos un equipo en Mallorca que tampoco se activó en los primeros momentos», señala un rescatista, evidenciando que había recursos disponibles que no fueron utilizados a tiempo.

Las críticas dentro del cuerpo son claras: una respuesta tardía e insuficiente privó a muchas víctimas de una ayuda inmediata en un momento donde cada segundo contaba.

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