En sólo cinco años, el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha multiplicado por tres las subvenciones a República Dominicana, pasando de 1,8 millones de euros en 2019 a nada menos que 5,8 millones en 2023. En total, 15,6 millones de euros de dinero público han sido desviados hacia la isla caribeña en plena crisis económica y social en España.
El crecimiento de estas ayudas ha sido desigual, pero persistente. Sólo en 2022 se inyectó casi un millón de euros más que el año anterior. En 2021 hubo una breve caída, pero a partir de ahí, la tendencia ha sido al alza. La cifra récord de 2023 coincide, cómo no, con el periodo en que la agenda exterior de Sánchez ha girado con especial interés hacia Dominicana.
Y no sólo en lo económico. El país caribeño se ha convertido en una escala habitual de los vuelos oficiales del Gobierno. Hasta 60 trayectos en Falcon se han registrado con destino a República Dominicana, según revelaciones del caso Koldo. Sólo Estados Unidos supera esa cifra.
Algunos de estos viajes ni siquiera constan en los registros oficiales, como denunció el propio comisionista Víctor de Aldama. Según su declaración ante la Justicia, se utilizaban empresas radicadas en Dominicana para desviar fondos públicos. La UCO ha seguido la pista del dinero hasta allí, mientras el Ministerio de Sanidad firmaba millonarias compras de mascarillas a compañías con sede en la isla.
La Moncloa justifica este flujo de millones con el argumento de la «cooperación internacional«. Sin embargo, la frecuencia de visitas, los acuerdos acelerados y el blindaje informativo levantan más sospechas que certezas. Sánchez recibió al entonces presidente Danilo Medina en 2019, y desde la llegada de Luis Abinader al poder, la relación se ha intensificado con reuniones, pactos energéticos, turísticos y comerciales. Hasta Bruselas ha servido de escenario para mantener el idilio diplomático.
El ministro Albares también se sumó al desfile, con una visita en 2022 en la que anunció nuevas líneas de crédito para proyectos de “infraestructura y desarrollo sostenible”, aunque nadie en el Congreso ha aclarado con detalle a qué se destinan esos millones.
Oficialmente, el embajador de España en Dominicana insiste en el «interés estratégico» del país caribeño para las empresas españolas. Pero mientras se firman acuerdos en hoteles, turismo y energía, en España se cierran explotaciones agrícolas, se asfixia al pequeño empresario y se abandonan pueblos enteros sin inversiones.