El joven de 19 años que agredió brutalmente a un guarda de seguridad el pasado sábado en el metro de Barcelona ha sido puesto en libertad con cargos por el juez de instrucción, a la espera de que avance la investigación. A pesar de la gravedad del ataque, que dejó a la víctima sin el ojo izquierdo, y de los antecedentes penales del agresor, el magistrado ha optado por no enviarle a prisión preventiva. La defensa del vigilante, que ejercerá como acusación particular, no descarta solicitar medidas cautelares más estrictas en los próximos días.
El ataque, que ocurrió en la Línea 4 del metro, comenzó tras una pelea entre varios jóvenes. Según los primeros informes, el incidente se originó cuando el agresor increpó a otros chicos por ser inmigrantes. Cuando los pasajeros alertaron a los vigilantes, tres miembros del equipo de seguridad acudieron al lugar para mediar en el conflicto. En ese momento, el agresor utilizó un puño americano para golpear en la cabeza a uno de ellos, causándole lesiones gravísimas.
El caso ha causado una fuerte conmoción social, especialmente tras confirmarse que el vigilante perdió el ojo debido a la brutalidad del golpe. La comunidad de vigilantes de seguridad, cansada de trabajar en condiciones de alta vulnerabilidad, ha convocado una huelga para el próximo 26 de enero en señal de protesta por la falta de protección y garantías en su trabajo.
Paralelamente, la policía sigue recopilando pruebas para determinar si, además del delito de lesiones, se podría imputar al joven un delito de odio. Según fuentes cercanas a la investigación, el agresor, conocido como Eric y apodado “El Duque”, habría comenzado la pelea con insultos xenófobos. Este joven, practicante de boxeo, podría estar vinculado al entorno ultra de los Boixos Nois, según ha revelado Crónica Global. Sus redes sociales muestran imágenes posando con símbolos fascistas, como cruces celtas y mensajes extremistas.
El agresor podría enfrentarse a penas de entre seis y doce años de prisión por un presunto delito de lesiones agravadas, de acuerdo con el artículo 149 del Código Penal, que prevé un agravante por la pérdida de un órgano. Esta pena podría aumentar si se confirma que actuó motivado por prejuicios raciales o ideológicos.
Tras el ataque, el vigilante fue trasladado de urgencia a un hospital, donde los médicos intentaron salvarle el ojo mediante una operación. Sin embargo, debido a la severidad de las lesiones, no fue posible evitar la pérdida del órgano. Su familia, devastada por el suceso, ha agradecido las muestras de apoyo recibidas, mientras que el gremio de vigilantes de seguridad reclama medidas más contundentes para garantizar su integridad en el desempeño de sus funciones.
Este incidente ha reavivado el debate sobre la problemática de la multirreincidencia en Cataluña, donde muchos critican la falta de contundencia judicial que, según denuncian, genera un clima de impunidad y un aumento de la inseguridad ciudadana. La decisión de dejar en libertad al agresor, pese a sus tres antecedentes, ha alimentado el descontento y la indignación de numerosos sectores sociales.