La primera lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles en la misa de la entronización del Papa León XIV ha sido en español, marcando uno de los muchos gestos simbólicos que han acompañado el inicio del ministerio petrino. La ceremonia, celebrada este sábado 18 de mayo en la plaza de San Pedro del Vaticano, ha estado cargada de emoción, música y referencias al legado de su predecesor, el Papa Francisco.
Uno de los momentos más destacados ha sido la presencia de una numerosa delegación española encabezada por los reyes Felipe VI y Letizia. A ellos se han sumado las vicepresidentas del Gobierno, María Jesús Montero y Yolanda Díaz, así como los ministros Félix Bolaños e Isabel Celaá, además del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijoo, lo que ha evidenciado la relevancia institucional del evento y la sintonía del PP y el PSOE.
El evangelio se ha proclamado en latín y griego, reforzando el carácter universal de la liturgia. Durante la ceremonia, el cardenal protodiácono Dominique Mamberti impuso al nuevo pontífice el palio, confeccionado con lana de corderos bendecidos en la festividad de Santa Inés. Por su parte, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle —considerado uno de los favoritos en el reciente cónclave— fue el encargado de entregarle el anillo del pescador, símbolo del nuevo papado.
En su homilía, León XIV ha iniciado su mensaje recordando con emoción al Papa Francisco, fallecido recientemente: «La muerte del Papa Francisco ha llenado de tristeza nuestro corazón. En esas horas difíciles nos hemos sentido como ovejas sin pastor. En el Día de Pascua recibimos su última bendición».
El nuevo pontífice ha reflexionado también sobre el reciente cónclave y su inesperada elección: «Con el espíritu de fe, el colegio de cardenales se reunió poniendo todo en manos de Dios para elegir al nuevo sucesor de Pedro». Ha afirmado haber sido elegido «sin mérito alguno», y se ha presentado ante los fieles «como un hermano, un pastor que quiere hacerse eco de vuestra fe y vuestra alegría».
La música, presente en varios momentos de la liturgia, ha sido resaltada también por León XIV como metáfora de la unidad: «Hemos armonizado los instrumentos, haciendo vibrar las cuerdas en una única melodía». En esa línea, ha subrayado su deseo de promover una Iglesia unida: «Dios nos quiere a todos unidos en una única familia. Esta es la hora del amor».