«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
con los votos del pp

El Parlamento andaluz aprueba una ley para que el flamenco se estudie en los colegios

El cantaor Pere, canta tras la aprobación de la Ley del Flamenco. Europa Press
El cantaor Pere, canta tras la aprobación de la Ley del Flamenco. Europa Press

Fomentar el flamenco como elemento singular de la cultura andaluza. Ese es el espíritu de la nueva ley, de 36 artículos y cinco disposiciones adicionales, que vio la luz la pasada semana en el Parlamento andaluz. Ahora, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía tiene un plazo de 18 meses desde la entrada en vigor de la ley para ordenar los recursos flamencos en Andalucía. Por ahora no tiene base presupuestaria ninguna ni se creará ningún organismo que la ejecute. Se busca la promoción de este arte y estimular el asociacionismo. En el texto se hace una mención específica a las peñas y a las entidades sin ánimo de lucro que tengan entre sus fines la divulgación y el conocimiento del flamenco.

Se prevé la creación de un Registro Andaluz del Flamenco para servir como instrumento para el conocimiento, publicidad y ordenación de los profesionales y entidades que desarrollen actividades relacionadas con el flamenco en la región. La Ley Andaluza del Flamenco apuesta por su enseñanza en el sistema educativo andaluz, que pretende abarcar las distintas etapas no universitarias con la inclusión de contenidos curriculares y el desarrollo de actividades relacionadas con esta disciplina. En el ámbito universitario se crearán cátedras de flamencología en las universidades andaluzas, así como un plan de formación anual del profesorado en materia de flamenco.

El texto ha salido adelante con los votos exclusivamente del Grupo Parlamentario Popular, aunque recibió por error el voto favorable de un parlamentario de la oposición, al sumar la ley 59 síes, uno más de los 58 diputados que integran el PP. El resto de grupos de la Cámara, PSOE, VOX, Por Andalucía y Adelante Andalucía, se abstuvieron. El anteproyecto de ley del Flamenco lo aprobó el Consejo de Gobierno en su reunión del 13 de septiembre del pasado año.

La norma aprobada busca dotar al flamenco de un régimen jurídico para garantizar su protección, conservación y la promoción de su conocimiento para su uso como bien social y como patrimonio cultural inmaterial de Andalucía. También asegurar su transmisión a las futuras generaciones. La nueva norma prevé que los bienes muebles, inmuebles, actividades y otros elementos del patrimonio inmaterial, incluidas las creaciones individuales y colectivas del flamenco que integran el conjunto patrimonial del flamenco, puedan ser inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. De esta manera podrá acogerse a la figura de protección que mejor corresponda a sus características y necesidades específicas. La Ley inscribe al flamenco como forma de expresión singular y relevante de la cultura del pueblo andaluz como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Actividad de Interés Etnológico en dicho catálogo.

En el debate parlamentario de esta norma tan singular, fue la diputada del PP andaluz, Pilar Pintor, quien la defendió. Pintor la calificó como un «texto magnífico» que supone «la primera normativa en Andalucía en torno a nuestra manifestación artística más reconocida y aplaudida en el mundo entero». El diputado socialista Rafael Recio aludió a «una leyenda milenaria», según la cual el rey de Mesopotania le dio un consejo al de Babilonia sobre «sé justo, habla poco, claro, bien y habla bello» para considerar que «esa metáfora jurídica era difícil de encontrar» en la Ley Andaluza del Flamenco tras sostener que «el texto legislativo no habla bien, no habla claro, tampoco da certezas» al considerar que «todos somos conscientes de que dependerá de un Plan Estratégico y ahí veremos el compromiso económico».

El diputado de VOX en el Parlamento de Andalucía por Málaga, Antonio Sevilla, argumentó el pasado 12 de abril que «el flamenco ha existido, existe y existirá con o sin esta ley».

«Al arte solo hay que dejarlo ser y trabajar» y «si no se ha legislado hasta el momento sobre todo este patrimonio español es porque la producción artística no debe estar sujeta a ningún interés que no sea el arte mismo», considerando que su grandeza radica en «el espacio autónomo que parece que tiene el arte, aparentemente sin estructura o plano por parte de las instituciones o estrategias sociales que lo dinamicen y lo expliquen». Sevilla lamentó que a pesar de que había numerosos aspectos de esta ley que «podrían haberse corregido y otros impulsados en beneficio y desarrollo del flamenco, del sector, de los artistas y de quienes hacen posible el flamenco en todas sus formas y vertientes», el Ejecutivo del PP tan sólo ha aceptado dos de las 29 enmiendas presentadas por la tercera fuerza política en Andalucía, «ambas de aspectos formales, más que profundos o técnicos», señaló.

Por último, la portavoz del grupo Por Andalucía, Inmaculada Nieto, valoró que el proyecto de ley ha sido «mejorado» durante su tramitación parlamentaria, con la inclusión de algunas enmiendas de su coalición, si bien consideró que «no hemos sido capaces de llegar al nivel de concreción que nos pedían los artistas y conocedores» del flamenco en cuanto al desarrollo y la fijación de la enseñanza de este arte en el sistema educativo, de forma que esta ley ha quedado como «una estación intermedia», y no «final». Nieto añadió que «parece que llegará cuando tengamos el plan estratégico» del flamenco, según auguró, antes de lamentar que «nos hemos quedado cortos» en relación a las expectativas generadas con esta ley.

Los artistas flamencos invitados al antiguo Hospital de las Cinco Llagas, hicieron una demostración de agradecimiento con bulerías delante de la puerta principal del Parlamento. Entre ellos, Farruquito y Tomatito. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, fue el foco de todas las cámaras.

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