El Partido Popular (PP) se ha sumado a una iniciativa del PSOE y sus socios para organizar una serie de actividades para rendir tributo a las diputadas que formaron parte de las Cortes Constituyentes, entre las que figuran la exdirigente comunista Dolores Ibarruri La Pasionaria o la ex Defensora del Pueblo Soledad Becerril.
El texto ha salido adelante con apoyo de PP, PSOE, Sumar, Podemos, CC y UPN, mientras que ERC, Junts, Bildu, PNV y BNG han optado por abstenerse. Sólo VOX ha votado en contra.
Sin embargo, tal y como respaldan las actas de aquella jornada (18 de mayo de 1978) y pese al voto del PP, La Pasionaria no intervino en el debate constituyente, ya que en agosto de 1977 había sufrido un infarto que le impidió durante un largo tiempo realizar sus labores parlamentarias con normalidad —le instalaron un marcapasos en el Hospital Clínico de Madrid—. Sólo acudió a las cortes para votar.
Por último, el Congreso ha reclamado al Gobierno que lance «una campaña institucional en redes sociales y medios de comunicación para visibilizar el homenaje y la historia de las mujeres constituyentes», así como «crear un archivo digital con un fondo documental donde se reúnan testimonios, fotos, discursos, y documentos históricos relacionados con las mujeres constituyentes» y «organizar una exposición itinerante que recorría diferentes ciudades de España, llevándola a centros culturales, museos y bibliotecas».
Las dos caras de ‘La Pasionaria’
La figura de Dolores Ibárruri, comunista y reivindicada por los sectores más radicales de la sociedad española y soviética, es cuanto menos polémica. Entre su legado se encuentra una clara responsabilidad en los fusilamientos de Paracuellos de Jarama en noviembre de 1936 contra el bando nacional, además de frases instigadoras de odio en varios mítines como «más vale condenara 100 inocentes a que se absuelva a un solo culpable».
Ella pronunció aquel «No pasarán» del 19 de julio de 1936, siendo entonces diputada del Frente Popular por Asturias. «España entera se dispone al combate», proclamó Ibárruri llamando a las armas a «comunistas, socialistas y anarquistas». «¡Que nadie vacile! Todos dispuestos para la acción. Cada obrero, cada antifascista, debe considerarse un soldado en armas», arengó en los micrófonos del Ministerio de Gobernación, en Madrid.