El PSOE ha denunciado el «atentado» ocurrido este viernes en su sede en Cantabria, después de que un individuo encapuchado haya lanzado explosivos caseros dentro de botellas de plástico durante un acto sobre Memoria Democrática en el que participaba su secretario general, Pedro Casares. Los socialistas han expresado que están «cansados» de «la catarata diaria de insultos que los ultras vierten contra el PSOE, sus cargos, afiliados y votantes», alegando que la «crispación» y las «malas artes diarias son el caldo de cultivo» para que «personas exaltadas se tomen la supuesta justicia por su mano».
Desde la formación han trasladado que 70 personas «han tenido que sufrir como un encapuchado lanzaba dos botellas preparadas con un explosivo casero en medio de un acto por la memoria democrática». Al hilo, han explicado que «ha sido la valentía de una afiliada» que «con sus propias manos» ha logrado tirar a la calle las botellas, «lo que ha evitado males mayores».
Algunos de los miembros del Gobierno del ala socialista, encabezados por el presidente, Pedro Sánchez, han condenado rotundamente el suceso. Concretamente, el jefe del Ejecutivo, a través de un mensaje en la red social X, ha enviado un «abrazo» a los compañeros cántabros y ha reivindicado que «frente a la violencia y el odio» la respuesta de los socialistas es «memoria, respeto y justicia».
Por su parte, el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, en una publicación en la misma plataforma, ha tachado de «absolutamente intolerable el comportamiento de una derecha que emplea un tono cada vez más violento y plagado de descalificaciones hacia el PSOE». «Siembran vientos y después vienen las tempestades», ha sentenciado.