El rechazo al separatismo alcanza un nuevo máximo histórico en Cataluña, según el último barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalidad. La encuesta revela que un 54% de los catalanes votaría en contra de la secesión en un hipotético referéndum, marcando el mayor margen registrado frente al 40% que aún se posiciona a favor. Este resultado representa un aumento de un punto porcentual en el rechazo respecto al sondeo de julio, cuando ERC todavía lideraba el Gobierno.
La tendencia de declive en el apoyo a la independencia se consolida. Desde hace cinco años, el «no» ha ganado al «sí» en todos los barómetros, aunque la distancia nunca había superado los 11 puntos hasta este verano. En contraste, entre 2014 y 2018, el «sí» llegó a dominar en varios barómetros, alcanzando su pico del 49% en octubre de 2017. Sin embargo, desde entonces, el respaldo a la independencia no ha superado el 45%. Según Joan Rodríguez Teruel, director del CEO, estas cifras reflejan un «declive progresivo que está llevando al movimiento independentista a su punto más bajo».
El sondeo se realizó entre el 11 de octubre y el 14 de noviembre, con una muestra de 2.000 entrevistas, coincidiendo con momentos clave de la política catalana, como los congresos de Junts y ERC tras su pérdida de la mayoría separatista en las elecciones municipales de mayo. Además, el trabajo de campo comenzó justo después del primer debate de política general del nuevo presidente, Salvador Illa, donde presentó su ambicioso plan de construir 50.000 viviendas públicas en ocho años.
Precisamente, el acceso a la vivienda ha emergido como la principal preocupación para los catalanes, desbancando a otros temas que habían dominado en años anteriores. Por primera vez desde 2007, un 20% de los encuestados señala este problema como su mayor inquietud, un porcentaje que solo ha sido superado en el barómetro de octubre de 2007 (21,2%), en pleno colapso de la burbuja inmobiliaria. Las dificultades para encontrar vivienda afectan especialmente a los jóvenes entre 25 y 34 años, con un 36% de esta franja etaria señalándolo como su principal problema, y preocupa a simpatizantes de casi todos los partidos políticos.
Respecto al problema de la inmigración, el 66% de los catalanes cree que se ha perdido el control sobre ella, y un 59% considera que hay demasiada, manteniendo la línea del anterior CEO. De hecho, la inseguridad e inmigración sumadas son ya segundo problema para la mayoría de catalanes.