«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El ultimátum de la Guardia Civil que obligó a los Mossos a actuar contra los separatistas

Era tal la pasividad de los Mossos de Esquadra, que la Guardia Civil se vio obligada a poner una hora límite para rescatar a los agentes acosados.

Por qué los Mossos de Esquadra esperaron para actuar hasta cerca de las 02:00 horas de la madrugada no es un misterio para quienes conocían el plan de contingencia de la Guardia Civil para sacar de la Consejería de Hacienda a sus compañeros atrapados en el interior desde las 08:00 de la mañana. Los agentes y la comitiva judicial aguantaron más de 18 horas de acoso de radicales violentos que les impedían salir del edificio.

Ante la pasividad mostrada por los Mossos -encargados en exclusiva del mantenimiento de la seguridad y del orden público en Cataluña-, la Guardia Civil habría dado orden de que nueve pelotones del GRS, unos 180 agentes, con material antidisturbios y de contención de masas se preparasen para -en caso de necesidad- salir a rescatar a sus compañeros cercados en la Consejería de Hacienda.

Los guardias civiles atrapados y los miembros de la Policía Judicial de la Benemérita que les acompañaban se vieron obligados a refugiarse en el interior de la sede de la Consejería ante la violencia de las personas que cercaban el edificio.

La orden para los nueve pelotones del GRS era que, si a las 02:00 de la mañana los Mossos no habían actuado, serían ellos los que asumirían el desalojo de los manifestantes para permitir la salida de los agentes cercados.

Esta situación era conocida por los Mossos, que sobre la 01:30 horas empezaron a dispersar de la fachada a los allí concentrados y a realizar un pasillo para permitir la salida de los sitiados con un pequeño amago de carga que, como se ha visto a lo largo de toda la noche, no fue lo suficientemente contundente para permitir la salida de todos los guardias civiles. Al final lo han tenido que hacer en dos grupos: el primero a las 03:00 de la madrugada, hora y media después de los primeros y únicos movimientos de los Mossos, y un segundo grupo a las 07:15 de este jueves, casi 24 horas después de iniciar el registro.

Durante todo el día, cerca de la Consejería de Interior, se encontraban estacionados varios furgones con antidisturbios de los Mossos de Esquadra, que podrían haber facilitado la salida de los agentes de la Guardia Civil y de la comisión judicial tras los registros. Sin embargo no crearon ningún pasillo de seguridad para facilitar con garantías la salida de los agentes de la sede de la Consejería. Tampoco hicieron nada durante las 20 horas de acoso ni ante la concentración ilegal frente a la Consejería de Hacienda.

El hecho de que los Mossos actuaran minutos antes de las 02:00 de la madrugada y que sólo lo hiciera un pequeño grupo de agentes se debe a que querían evitar la imagen que se habría dado si los antidisturbios de la Guardia Civil hubieran tenido que asumir las competencias en orden público para rescatar a sus compañeros y disolver a los violentos, mientras los Mossos seguían de brazos cruzados. Esto habría dejado en evidencia a los propios Mossos y hubiera dado la razón a quienes desde Fiscalía, Guardia Civil y Policía Nacional han denunciado la falta de compromiso del Cuerpo autonómico para acatar las órdenes de la Fiscalía Superior de Cataluña de acabar con los preparativos del referéndum ilegal del 1-O.

Incluso desde sectores amplios de los propios Mossos de Esquadra denuncian órdenes contradictorias de sus mandos para que no actúen de oficio frente al desafío separatista, incumpliendo precisamente las directrices de la Fiscalía.

En relación a estas órdenes contradictorias, el mayor de los Mossos de Esquadra, Josep Lluis Trapero, ha enviado un comunicado interno en el que señala a los agentes que es necesario ser «especialmente restrictivos y cuidadosos» a la hora de mantener el orden público en las manifestaciones a favor del 1-O. O lo que es lo mismo, los invita a no involucrarse en reprimir los actos violentos relacionados con el referéndum ilegal.

Ya son muchos los Mossos que alzan la voz y denuncian estas órdenes, muchas de ellas verbales para que no quede constancia y que piden que sólo se actúe en el caso del 1-O a petición de parte, es decir, sólo actuar ante la denuncia de un ciudadano. Esto se antoja difícil dada la violencia de los separatistas que han ocupado la calle.

Otro caso de pasividad de los Mossos ante el acoso de los violentos se vivió en el cuartel de la Guardia Civil de Manresa, donde miles de radicales se concentraron la pasada noche. En este edificio viven los agentes con sus familias, mujeres y niños, y parte de sus instalaciones se han habilitado para acoger a las Unidades de Intervención Policial (UIP) -conocidas como «antidisturbios»-.

A pesar de que se trataba de una concentración no autorizada y violenta y que en algún momento se intentó asaltar el cuartel para acceder a su interior, no se veía a ningún Mosso en las inmediaciones.

Ante la ausencia de Mossos en el lugar, los agentes de la UIP esperaban en el interior del cuartel preparados con material antidisturbios y pedían poder cargar para evitar el asalto y proteger las instalaciones. Sin embargo, estos agentes de la Policía Nacional estuvieron esperando durante horas una orden de cargar que nunca llegó.

Este jueves se ha podido ver en la Consejería de Hacienda a varios agentes de la Policía autonómica proteger la sede. Los vehículos oficiales de la Guardia Civil destrozados el día anterior han sido retirados. Sin embargo, aún ondean en la fachada del edificio las esteladas colocadas por los radicales ante la permisividad -una vez más- de los Mossos y a pesar de que esta bandera no es la oficial en la comunidad autónoma.

 

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