Tanto González como Aznar defienden el régimen del 78 y apelan a la prudencia a la hora de afrontar una reforma de la Carta Magna. ‘No vale romper las reglas del juego», dicen.
Los expresidentes del Gobierno, Felipe González y José María Aznar, han coincidido este jueves en que la Constitución se puede reformar siempre y cuando se garantice la lealtad, respeto a las normas y objetivo claros con visión de futuro.
Así, el expresidente socialista ha asegurado ser «favorable» a una reforma de «cabo a rabo» de la Carta Magna pero ha recalcado su «temor» a que, en el momento actual, el nivel del debate es «demasiado a ras del suelo» y cortoplacista como para abordar una reforma que debe tener altura de miras y «mirar el horizonte».
Por su parte, el expresidente popular se ha mostrado más cauto por considerar que cualquier reforma tiene «muchísimos más riesgos que ventajas» y ha advertido de que la «exigencia» de lealtad es fundamental para abordar cualquier proceso que en ningún caso «comprende romper las reglas del juego, inventárselas o dar un golpe de Estado».
En el encuentro, organizado por El País y la Cadena Ser con motivo de los 40 años de la Constitución, González y Aznar han debatido sobre su vigencia, la conveniencia o no de reformarla y si este es el momento idóneo para afrontar un reto de tal magnitud.
Los sentimientos no generan derechos
Ambos también han coincidido en expresar su preocupación por el momento actual que vive España y el reto que plantean los independentistas catalanes.
Así González ha asegurado que le preocupa «la fractura interna de Cataluña en la que una parte no se siente representada y la otra parte no lo quiere ver», pero ha considerado que los dirigentes nacionalistas, con su actitud, están «mas de cerca de perder la autonomía que de ganar la independencia».
El expresidente socialista ha remarcado que en este momento «tenemos un problema grave de deslealtad constitucional y estatutaria», un asunto que, en su opinión, habría que resolver antes de plantearse cualquier reforma.
Para Aznar las «reglas, normas y leyes se respetan, lo contrario es la ley de la selva», ha dicho tras advertir de que los «sentimientos no son generadores de derechos, no les da derecho a dar un golpe de Estado».
González ha asegurado «no tener ningún temor» de cambios y revisiones «del primer al último artículo de la Constitución», pero ha recordado que los mecanismos de reforma de la Constitución exigen «consensos para reformarla» y ha dudado de que en el momento actual «eso sea posible».
No obstante, ha advertido, a quienes creen que en la Carta Magna «cabe todo», de que la Constitución es «flexible pero no es de plastilina ni de piedra granítica».
Aznar se ha mostrado sorprendido de que «un país con una historia de éxito quiera poner en peligro los pilares fundamentales su éxito» y ha aconsejado que, antes de afrontar cualquier reforma, hay que hacer «una reflexión estratégica de futuro», que ha dudado de que se esté produciendo en el momento actual.
En cuanto a la vigencia de la Constitución, el expresidente del Gobierno ha asegurado que sigue «activa» y ha reprochado que los problemas actuales «no son por problemas constitucionales, sino por acción política», como el reto de los independentistas, la crisis económica, de inmigración o del Brexit, «nada tiene que ver con las Constitución».
«El régimen del 78, con sus imperfecciones, ha sido lo mejor que podía pasar a la historia de España», ha defendido Aznar, mientras González ha asegurado que se siente «muy orgulloso» de pertenecer al régimen del 78 que se desarrolló en unas «circunstancias extraordinarias y de gran complejidad».