«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

'Se ha perdido el miedo a decirle a la izquierda sectaria que lo es'

El concejal del Partido Popular, Pedro Corral, en la librería donde colecciona cascos

Es el triunfo del centro-derecha lo que activa el discurso guerracivilista de la izquierda // La Guerra Civil fue un tremendo fracaso nacional, sobre todo de los políticos // Las calaveras no tienen ni yugo y flechas, ni hoz y martillo en la frente

 
Aunque por formalismo periodístico esta entrevista se ofrece al lector con el ‘usted’, lo cierto es que Pedro Corral, concejal del PP en el Ayuntamiento de Madrid, enseguida apea a la periodista del tratamiento. “Háblame de tú, somos colegas”, dice. Y es que todavía tiene muy presentes sus años de periodista cultural en el diario ABC. “Yo soy horrible para las entrevistas, hablo mucho”, dice. Pero esto es periodismo digital… así que comenzamos una charla que puede burlarse de la antigua limitación del papel. Podemos hablar quince minutos, pero también -y por ahí va la cosa- una hora.
Cuenta Pedro Corral que su profesión frustrada es la de arqueólogo, y quizá por eso ha dedicado no pocas horas a recorrer los escenarios de las batallas de la Guerra Civil e incluso a trabajar a pie de fosa para desenterrar parte del pasado de España. Ha visto, ha acompañado, a jóvenes que recuperaban los restos de sus abuelos – en su caso combatientes republicanos de la Guerra Civil represaliados por sus propios compañeros de filas- y está convencido de que esa labor, la de contribuir a cerrar heridas e historias de muchas familias es una de las tareas pendientes del Partido Popular. Crítico con la aplicación de la Ley de Memoria Histórica pero no con lo que tiene de reparación de agravios e injusticias, no es, en absoluto, un verso suelto dentro del PP, partido al que reivindica.
De eso, de Memoria Histórica, pero también de política municipal e incluso de tiempo libre hablamos con Pedro Corral, asesor en los equipos de José María Aznar y Esperanza Aguirre y, desde 2012, en primera línea de la política como concejal en Madrid, donde ha dado el salto a la fama digital con históricos repasos al bando podemita. Empezamos a grabar:
Cuenta que leyó ‘España en llamas’ (Bernardo Gil Mugarza) con 9 años y, a partir de ahí, se enamoró de la historia. La inicial vena republicana se le curó leyendo, ha dicho también. ¿Cómo definiría lo que está pasando ahora con el pasado de España?
A los que hemos estado siempre interesados por el pasado de España, y en concreto por la Guerra Civil, no deja de sorprendernos e inquietarnos la utilización de lo peor que nos ha sucedido en España como nación contemporánea.
¿Se utiliza?
Como elemento de argumentación, de etiquetado y de clasificación política. Es un experimento bastante inquietante, es sacar lo peor de lo que nos ha sucedido y ponerlo encima de la mesa del debate político para deslegitimar a la derecha como opción democrática y, además, atacarnos unos a otros según las etiquetas de entonces ¿no? Que si rojo, que si fascista, que si tal…. No creo que esa sea la manera de construir un futuro para España.
Esa clasificación, esa división de la que habla, casi siempre viene de la izquierda. ¿Por qué? ¿A qué responde ese empeño?
Yo tengo estudiadas las iniciativas parlamentarias de todo el periodo democrático en el Congreso en torno a la Guerra Civil, al franquismo y a la dictadura, y llama mucho la atención que el aluvión de iniciativas guerracivilistas sobreviene cuando el centro derecha obtiene con Aznar y el PP la mayoría absoluta. Es ese triunfo por mayoría absoluta del centro-derecha lo que activa en la izquierda al recurso de la Guerra Civil, la idealización de la Segunda República… Ya no buscan sus referentes en las socialdemocracias avanzadas que habían inspirado a Felipe González, sino que se remiten a ese pasado de tensión y conflicto. La Segunda República, no hay que olvidar que tuvo cerca de 3.000 muertos por violencia política, que es una cifra nada desdeñable, y bueno… ¿por qué recurre la izquierda a eso? Porque la caída del Muro de Berlín deja bastante depauperada -o muy cuestionada- la oferta política de la izquierda. El descubrimiento de las realidades de los ‘paraísos socialistas’ deja a la izquierda huérfana de argumentación.
Ya estamos hablando de Historia. Y, precisamente, uno de los momentos más compartidos en las redes sociales de su labor como concejal denuncia que la izquierda desconoce esa historia que quiere reivindicar por ley.

¿Cuéntenos cómo vivió aquello? ¿Cómo surgió esa intervención? ¿Qué reacciones hubo después?
Tiene una historia curiosa, la verdad. En diciembre de 2015, el día 14 en concreto, yo sufrí un infarto en la calle. Una semana después se celebró el famoso pleno en el que Celia Mayer desgranó las calles que iba a cambiar de nombre según el listado de la Cátedra de Memoria Histórica de la Complutense. Yo estaba pendiente del pleno, en mi casa, a través del ordenador, y dije ‘me voy a ir al hospital otra vez porque me va a dar otro infarto’. No podía soportar la tremenda manipulación, la tremenda ignorancia que denotaba ese informe de las calles. Confundiendo a Juan Pujol, el agente doble que engañó a Hitler sobre el desembarco de Normandía, con un propagandista de Franco en Burgos. Imágenes de campos de concentración nazis para hablar de los campos de prisioneros en Barcelona después de la guerra; imágenes de la matanza de Katyn para ilustrar el bombardeo de la carretera de Málaga a Almería… Bueno, yo estuve a punto de irme a urgencias porque me decía: ‘a mi da otra vez el jamacuco’.
Y, una vez recuperado….
Con ocasión de una proposición del PSOE, al mes siguiente tuve ocasión de volcar aquello que yo había visto y que era un disparate. Fui sin ninguna intención, porque uno no hace estas cosas pensando ‘esto va a ser viral’. Con toda la humildad del mundo puse sobre la mesa cuestiones en las que habían fallado. A las pocas horas alguien me dijo, ‘oye, ¿sabes que tu vídeo lleva 30.000 reproducciones?’. Fue muy sorprendente.
¿Qué mensajes le hacía llegar la gente? ¿Hubo reacción por parte de Ahora Madrid?
Es verdad que hubo simpatizantes de Podemos y de Ahora Madrid que viendo eso, viendo los errores, exigían en las redes una explicación y una aclaración. ‘¿Es verdad lo que está diciendo este señor? Que alguien lo explique’. Porque ante los errores uno no puede decir nada y ahí no había ni manipulación ni nada. Yo conté las cosas como eran: conté que Zorita, el comandante Zorita, no pudo bombardear Guernica en abril de 1937 porque era un soldado de infantería y no se habilita como piloto hasta octubre de ese año.
Lo que sí fue importante es que se evidenció que esto no se puede abordar con sectarismo. La Guerra Civil fue un tremendo fracaso nacional, una terrible tragedia en la que perdimos todos -unos más que otros, vamos a ser justos, porque los perdedores tuvieron años de castigo y represión- pero una guerra civil es el fracaso de todos, sobre todo el de los políticos.
Por eso me parece aún más espeluznante que sean los políticos los que estén, una vez más, atizando ese fracaso político del que fue responsable la política en muy buena parte para dividirnos y enfrentarnos otra vez.
No se ha aprendido la lección…
No, no hemos aprendido la lección. Los representantes políticos tenemos un mandato que es el de garantizar y fortalecer los principios de nuestra convivencia y con el tema de la Guerra Civil se está minando poco a poco ese espíritu que arrancó con la Transición. Si los protagonistas de la Transición fueron capaces de acordar, concordar y reconciliarse, ¿cómo vamos a ser nosotros los que tiremos ese legado de convivencia al muladar de la historia?.
Me parece absolutamente injusto con la generosidad de quienes vivieron y sufrieron la guerra, con la gente del exilio, la gente que estuvo en la cárcel, y que después fue capaz de llegar a acuerdos para construir esta democracia… Que de todo eso se diga ahora, como se dice, que fue un acuerdo provocado por el miedo… Que cuando Rafael Alberti dijo aquello de ‘me fui con el puño cerrado y vuelvo a España con la mano abierta’ en señal de concordia, se diga ahora que lo dijo por miedo… Es totalmente injusto.
De la Guerra Civil le llama la atención el enorme número de deserciones, y así lo contó en su libro –Desertores. Los españoles que no quisieron la Guerra Civil (Almuzara)-. Nadie quería matar a sus hermanos…
Es que esa frase no es un tópico. Es que hubo hermanos enfrentados en uno y otro bando. Me permitirá el maestro Enrique Aguinaga citar el caso de sus dos hermanos mayores, ya fallecidos. Uno capitán de milicias de la República y el otro alférez provisional de Franco. Eso es una guerra entre hermanos; ahí sí que hubo un Aguinaga en cada bando y, como él dice, la señal de reconciliación es que están enterrados en un nicho, juntos, en un pueblecito de Asturias. Hicieron la reconciliación después de la guerra, como tanta gente. Fíjate, me estoy acordando de un hombre…
Cuente…
Benjamín Sánchez Moreno… Fue un soldado franquista que deserta al bando republicano cuando se entera de que los franquistas han fusilado a su hermano Adrián. Luego se hizo guerrillero y al final de la guerra le cayeron dos condenas a muerte. Yo pasé una tarde deliciosa en su casa de Ateca recogiendo sus recuerdos y sus memorias. Y fue un hombre que, cuando sale de la cárcel, consigue con gran dificultad construir su vida, formar una familia… Se jubila en el 77 y es de estas personas que caen en toda esa condena general a una época histórica que es el franquismo y en la que se estigmatiza a generaciones y generaciones, incluidos a quienes estaban en el bando perdedor y que lo único que hicieron fue intentar rehacer su vida y contribuir a la España que hoy tenemos. Ese es el legado de la Transición. No acepto que se diga que nuestros abuelos y nuestros padres contribuyeron a un régimen genocida, es que me parece absolutamente injusto, teniendo en cuenta, además, que padres y abuelos incluyen también a los que ahora dicen eso.
¿De quién se está acordando?
Ahí está el caso del abuelo de Pablo Iglesias. Salió de la cárcel y comenzó a trabajar en el Ministerio de Trabajo con José Antonio Girón. Tiene una obra recopilatoria de la legislación laboral del franquismo con un prólogo… no voy a decir laudatorio, pero sí en el que reconoce todo lo que se ha hecho en legislación laboral sobre protección de los trabajadores. Unas leyes que tienen mucha raíz joseantoniana (José Antonio Girón era falangista)… Es un hombre [el abuelo de Pablo Iglesias] que rehace su vida después de la guerra y la cárcel… ¿Qué hacemos, lo estigmatizamos como colaborador del franquismo? Es absurdo…
A medida que iba haciendo la investigación del libro Desertores se me fue cayendo a pedazos esa visión monolítica de una guerra épica y, sobre todo, lo del cainismo español. Ese mito se cayó a pedazos. De cinco millones de españoles movilizables por los dos bandos, al final los dos ejércitos no sumaron más de dos millones y medio. Uno de cada dos españoles no empuñó las armas.
De su intervención viral a otra, que no sé si habrá podido ver, esta vez en el Congreso. Un diputado de Ciudadanos sonroja a ERC después de que llamara franquista a la cruz de San Andrés.

Está usted creando escuela… ¿Hay que destapar la ignorancia de la izquierda? Y, sobre todo, ¿es ignorancia o es engaño intencionado?
Es algo torticero. Pasa lo mismo con el águila de San Juan que hay en la embajada de España ante el Vaticano. Bueno, pues es que ese escudo es de los Reyes Católicos… qué quiere que le diga. Las reivindicaciones de la izquierda tienen parte de ignorancia y parte de voluntad torticera.
Ese vídeo de Ciudadanos está muy bien porque evidencia que se ha perdido el miedo y los complejos a decirle a esta izquierda ignorante y sectaria que lo es. Está bien decirlo, como está bien que se diga si la derecha cae en los mismos errores.
Creo que la verdad está ahí, la verdad nos hará libres y yo creo que en España, en contra de lo que pueda parecer, hay mucha madurez para advertir dónde está la trampa y el engaño, y dónde está el rigor y la objetividad.
Criticamos estas locuras de la Ley de Memoria Histórica. ¿No cree que nos habríamos ahorrado muchos disgustos si su partido la hubiera derogado cuando pudo?
No sé lo que pasó por la mente de Mariano Rajoy y sus más estrechos colaboradores cuando llegaron al Gobierno y se encontraron la situación en la que estaba España. Seguramente la Ley de Memoria Histórica les interesó menos que el agujero de 30.000 millones de euros no contabilizados de la herencia Zapatero.
Es verdad que la ley tiene una envolvente -concordia, reconciliación, esa llamada en el preámbulo y artículo 1 de honrar la memoria de todos los españoles que fueran víctimas de violencia o persecución por motivos políticos, ideológicos y de creencias religiosas- que no hace distingos, que dice que no va a diferenciar entre españoles de un bando y otro…
Pero, y perdone que le interrumpa, esa labor de reivindicación solo la hace la izquierda. Si la derecha no reivindica a los sacerdotes asesinados, por ejemplo, la izquierda no lo va a hacer. Si la derecha no reivindica y tampoco deroga, esa ley va a seguir siendo unidireccional…
Sí, quizás deberíamos ser más proactivos y menos pasivos. Pero lo estamos haciendo. En el Ayuntamiento de Madrid defendimos la placa de los ocho Carmelitas fusilados que quitó Carmena y yo creo que se repuso, no sólo por el enfado del Arzobispado, sino porque denunciamos el terrible sectarismo que eso comportaba.
Estamos pidiendo que el memorial del cementerio de la Almudena recuerde a los más de 8.000 madrileños asesinados en el Madrid Republicano -que son casi tres a uno frente a los represaliados fusilados por Franco después de la guerra-. Las víctimas son memoria común, las víctimas no son de un bando o de otro, pertenecen a nuestro patrimonio común, como ha dicho muy bien Hermann Tertsch. También nos hemos opuesto a introducir en ese memorial a quienes habían participado en las más de 300 checas que hubo en la retaguardia de Madrid. No queremos que el memorial de la Almudena tenga los nombres de los chequistas porque es aberrante y denigrante tanto por las víctimas de esa represión republicana frentepopulista como para las personas que fueron fusiladas en la posguerra sólo por haber defendido sus ideas..
Decía antes de que le interrumpiera que Rajoy se encontró con una situación complicada.
Yo lo he dicho siempre… yo no habría derogado la ley. Se podría haber dejado de la ley el contenido de lo que se había hecho siempre desde el comienzo de la democracia: las iniciativas de reparación.
Desde el año 78, los gobiernos de Adolfo Suárez ya establecen medidas de reparación para injusticias o agravios pendientes de la Guerra Civil o la Dictadura: reconocimiento de pensiones de viudedad, pensiones a militares y miembros de las fuerzas de seguridad, indemnizaciones a los que habían estado presos… Con todos los partidos políticos durante la democracia se han hecho estas políticas de reparación.
Llega Zapatero con todo su adanismo -como si él fuera el primero que ha hecho las cosas- y parece que es el primero que se acuerda de las víctimas de la guerra y del franquismo.
También tiene una opinión concreta de lo que tenía que haber hecho el PP respecto a las fosas…
Yo, siendo representante del Partido Popular, pienso que no hemos acertado al no librar ayudas para las exhumaciones. En los años de Zapatero se dieron 25 millones de euros en subvenciones para la memoria histórica. ¿Cuántos fueron para fosas? 8 millones, solo un tercio del total. Pero se abrió un camino que deberíamos retomar para cerrar esto de una vez por todas porque, según algunos expertos la cuestión se podría solucionar en sólo cuatro o cinco años.
Usted ha vivido esa experiencia de las fosas. ¿Conforta a las familias?
Yo he participado en la búsqueda de soldados republicanos fusilados por sus propios mandos (algo incómodos para el relato buenista de la izquierda). Había momentos en los que se ponían ametralladoras en retaguardia para evitar la deserción de los soldados. ¿La experiencia a pie de fosa? He ido con hijos de fusilados, con nietos, y es muy emocionante. Hay un deseo de encuentro, de cerrar el duelo, yo lo veo clarísimo. Cuando lo oigo decir a las asociaciones de memoria histórica comparto con ellos esa visión. Aunque luego disienta del relato que las asociaciones hacen de la Guerra Civil y de la idea de que hay unas víctimas, las del franquismo, que hay que honrar y otras (las producidas por el bando republicano) de las que nos tenemos que olvidar porque ya fueron reconocidas. ¿Por qué va a hacer una democracia la misma distinción que hizo una dictadura? ¿Unas víctimas sí y otras no? ¿No es el momento de que las víctimas sean de todos? Le cuento un caso concreto…
Cuente.
En Abanades, Guadalajara, hubo una ofensiva republicana. Se encontraron hace unos años cadáveres de combatientes enterrados a medio palmo del sueño. Es impresionante. Se rescatan los cuerpos y se descubre que son combatientes de ambos bandos. Pero las calaveras no tienen el yugo y las flechas grabadas en la frente, ni la hoz y el martillo. El debate es ‘qué hacemos con ellos, se entierran juntos o separados’. Había quien decía, ¡cómo van a estar los anarquistas de Cipriano Mera enterrados al lado de los franquistas!
Yo les dije: ‘Más del 95 por ciento de los soldados de la Guerra Civil fueron reclutados a la fuerza. Usted está seguro de que entre los anarquistas no habría un señor de derechas o entre los que llama franquistas no habría un señor de la CNT’. Porque casos de esos he visto yo a porrillo en la documentación de la guerra. Les dije: ‘¿Sabe lo que tienen en común estos huesos? Que son todos españoles. Eso es lo único que les une, el gran denominador’. Si extiendes esto… ¿quién está en las fosas? Españoles, compatriotas que se vieron arrollados, atropellados por una Guerra Civil, por la represión, por la crueldad y el odio. ¿No estaría bien que el Estado, a esos compatriotas al igual que ha hecho con los caídos de la división azul en Rusia y al igual que va a hacer con los restos de más de 100 marinos de la Batalla de Santiago de Cuba de 1898 que están enterrados en una playa por un general norteamericano, se les haga un memorial? Hagamos como hace Gran Bretaña y Estados Unidos que dedica fundaciones a memoriales de los caídos para honrarlos.
Yo he recibido llamadas de familiares de combatientes republicanos por si tengo algún dato que les ayude a buscarlos. Hace unos días, la de la hija de un soldado republicano desaparecido en Teruel. Aquí ya no hay bandos, tenemos que ayudarnos todos. La Junta de Castilla y León, gobernada por el PP, ha empezado a dar ayudas para exhumar fosas… me parece que esta es la asignatura pendiente del PP y a mí me gustaría, y no dejo de decirlo, un cambio de posición..
¿Existe ese canal más allá de decirlo en una entrevista? ¿Es fácil contactar con Rajoy para decir esto?
No puedo contar mis contactos…
Lo que se pueda…
Bueno, yo hablo con representantes de mi partido a todos los niveles. Pero creo que hay que hablar también de la propuesta del PSOE para reformar la Ley de Memoria Histórica, que es tremenda.
Hablemos de ello.
El episodio de ayer [por el miércoles] del PSOE visitando el Valle de los Caídos, haciéndolo ese día porque 48 horas después iba una delegación de Podemos… parece una competición por ver quién está más a la izquierda, a ver quién se carga antes el Valle de los Caídos.
El Valle de los Caídos es adonde ahora van, por lo visto, los que caen en las encuestas porque están faltos de ideas creíbles para el futuro. Estamos perdidos si no hay más propuestas que esta para la España de hoy, para nuestros problemas, para tantos temas que hay que ir luchando cada día por mejorar, de respuestas de la Administración a los ciudadanos… Si la única solución es desenterrar a Franco, vamos verdaderamente mal.
Y ahora proponen una reforma de la ley de Memoria Histórica de lo más abracadabrante que pueda uno imaginarse. No solo en términos de discordia, de enfrentamiento, de imposición de una verdad única de nuestro pasado, sino en términos de atentados a la libertad de expresión y de cátedra, de una forma verdaderamente muy preocupante.
¿Qué le pasa al PSOE?
Interpreto que, tras dos iniciativas de Podemos para la derogación de la ley de Amnistía que no han encontrado -con muy buen criterio- del PSOE, viene este proyecto de reforma de la Ley de Memoria Histórica como diciendo: ‘Bueno, Podemos me ha adelantado a mí por la extrema izquierda, yo no voy a ser menos y voy a intentar adelantarle también por la extrema izquierda con esta reforma de la ley’.
¿Lo más peligroso de esta ley?
Un primer punto inaceptable y que ya hemos visto en la Ley de Memoria Democrática de Andalucía: sólo se considera víctima a aquellos que murieron «defendiendo la libertad y la democracia» en la Guerra Civil. Vamos a ver… ¿y quién define qué era defender la libertad y la democracia? ¿Quién va a ser el que tenga agallas de definir como defensores de la democracia a los anarquistas, los comunistas o los socialistas de Largo Caballero que querían la dictadura del proletariado? ¿Y un conservador de derechas, católico, que fue sacado de su casa y asesinado no luchaba por la libertad, por su propia libertad? ¿Un sacerdote sacado de la iglesia no defendía su libertad de conciencia, que es la más básica y esencial libertad de un ser humano?
Hablaba antes de lo de desenterrar a Franco… ¿Qué diría el PP?
Vamos a ver… Mi opinión personal es que si la familia se lo quiere llevar, yo contra el deseo de la familia no voy a decir nada. Más allá, aquello forma parte de nuestra historia y pienso que quien tomara la decisión de enterrar a Franco allí -se dice que fue el rey Juan Carlos el que decidió… no lo sé- de alguna manera lo hizo con un propósito: cerrar una etapa de la Historia de España. A mí me parece que se pensó: ‘Vamos a enterrar a Franco con los muertos de la guerra, ahí, en la Basílica, para cerrar definitivamente ese tiempo… y siete llaves al sepulcro, como decía Joaquín Costa, y pasamos a otra cosa, a una España que mire al futuro… y en eso estamos, gracias a Dios. Estamos en un régimen de libertades y de bienestar que siempre es mejorable, pero que además ha costado mucho. Ha costado muchas vidas -ahí tenemos a las víctimas del terrorismo, que son referente-. Eso es lo que pienso que se intentó hacer con Franco y creo que es donde tiene que seguir estando. Enterrado con su tiempo, porque es todo historia. Si la exhumación de Franco solucionara las pensiones todavía, pero ¿están ustedes seguros, PSOE y Podemos, de que soluciona algo?
Pedía antes pasar a otra cosa y pasamos… De la política nacional a la municipal… ¿Son las cuestiones que de verdad interesan a la gente?
La política municipal es apasionante. Es mi primera tarea en primera línea política tras estar en el backstage de la nacional y la autonómica y mi experiencia personal es que es apasionante. Estás a ras de suelo, en la calle, con los problemas de cada manzana.
¿Cuáles son esos problemas?
La limpieza, la iluminación, la circulación, que llegue el autobús a su hora.. todo lo que te hace la vida mejor, más fácil, lo que te da calidad de vida. Los servicios públicos de una ciudad están para que no vayas esquivando basura, que puedas aparcar y no haya un bache en el que te dejes la rueda… Si quieres lo más prosaico, pero también necesario. El Ayuntamiento de Madrid es una gran administración, con unos funcionarios magníficos… Es una gran máquina.
¿Se acabó lo de ‘de Madrid al cielo’ con Manuela Carmena al frente del consistorio?
Nosotros veníamos de una crisis que hizo descender los ingresos del orden de 1.500 millones de euros de ingresos. Los dejamos de percibir, pero mantuvimos los servicios. Nadie puede decir que cerráramos una sola biblioteca, hablo de mi faceta como concejal de Cultura, al contrario abrimos una nueva y ampliamos otras dos, mientras que Carmena no ha empezado siquiera ninguna de las que prometió. Y eso que han llegado con una situación económica más favorable, con un superávit de más de 1.000 millones de euros y nos hemos encontrado con que no saben gestionarlos, no saben qué hacer con ellos más que amortizar deuda de forma anticipada, en eso son unos campeones. Tenemos un porcentaje de ejecución de inversiones del 30%, que es bajísimo, algo insólito,no había sucedido ni en los años de crisis. Están manejando el mismo Ayuntamiento que dejamos nosotros pero, eso sí, planteando una importante batalla de propaganda importante. El gasto en propaganda, de hecho, ha pasado de 3 a 8 millones.
Terminamos pero, antes de despedirnos, díganos cómo pasa un fin de semana cualquiera Pedro Corral…
Tengo una rica vida interior, y eso ayuda mucho (risas)… Cocino, leo lo que puedo, escribo… Tengo algún libro en proyecto y no estoy sacando casi tiempo, pero intento sacarle todo lo que puedo… Me gusta ir al Pardo o a la Casa de Campo con el perro, Pote, que es un gran compañero, aunque me han advertido mis hermanos médicos que no vaya solo por mi corazón, porque los perros no saben hacer la maniobra de recuperación cardiorrespiratoria (risas)… Pero en mi familia nos gusta estar refugiados en casa, a nuestro aire, que es la mejor manera de recuperarse de la semana.
Por último: ¿si pudiera llamarse a usted mismo cuando tenía 18 años, qué se diría?
Qué bueno… El otro día viendo una serie que me gusta mucho, Broadchurch, escuché una frase que no es mal epitafio: ‘Lo hizo lo mejor que pudo’. No sé… si yo llamara al de 18 años le diría eso, ‘Hazlo lo mejor que puedas’. Y en eso estamos, sabiendo que cometemos errores.
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