Abdelsalem Abdullah Khalifa, saharaui de 29 años, llegó hace seis días al aeropuerto de Barajas desde Casablanca, buscando asilo tras haber sufrido detenciones arbitrarias y torturas a manos de las fuerzas de seguridad marroquíes en los territorios ocupados del Sáhara Occidental.
Sin embargo, el Ministerio del Interior, bajo la dirección de Fernando Grande-Marlaska, ha rechazado su solicitud de asilo, a pesar de las pruebas documentadas de los abusos que ha padecido y la recomendación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) de proteger a los saharauis que se enfrentan a violaciones de derechos humanos en esos territorios.
Abdelsalem, quien proviene de una familia conocida por su activismo saharaui, ha sido víctima de redadas y saqueos en su tienda de alimentos en El Aaiún, que servía como lugar de reunión para defensores de derechos humanos. Su abogada detalla que la familia de Abdelsalem ha pagado un alto precio por su participación en la lucha por los derechos saharauis, enfrentándose a castigos y persecuciones constantes.
Su madre, Fatma Hassana, fue encarcelada y desapareció en la década de 1980, y al menos tres de sus parientes se encuentran actualmente en prisión. Entre ellos está su tío Mohamed Hassana Brahim, conocido como Mohamed Bourial, quien cumple una condena de 30 años por su participación en el campamento de Gdeim Izik, brutalmente desalojado en 2010. Otros dos primos, Mohamed Embarek Ali Salem y Sidahmed Farachi Lich, cumplen penas de 25 años y cadena perpetua respectivamente, también por su participación en este evento, según relata el diario El Independiente.
El propio Abdelsalem ha sido detenido y torturado en varias ocasiones por las autoridades marroquíes en el Sáhara Occidental. Sus lesiones, así como sus desapariciones forzadas en cárceles clandestinas, han sido documentadas y presentadas como parte del expediente en su solicitud de protección internacional, tanto en calidad de refugiado como de apátrida. A pesar de las pruebas aportadas, el Ministerio del Interior ha optado por denegar su solicitud, lo que lo condena a ser deportado de vuelta a los territorios ocupados, donde su vida corre peligro.