La Fiscalía cree que ha quedado acreditada la participación del exdirigente de ETA Eneko Gogeaskoetxea en el atentado frustrado perpetrado en 1997 contra el cuartel de la Guardia Civil en Comillas (Cantabria), junto con su compañero de comando Kepa Arronategui, ya condenado por estos hechos.
En la última sesión del juicio celebrado este jueves en la Audiencia Nacional, el fiscal Marcelo Azcárraga ha manifestado que existen «evidencias» de la integración en el comando Katu del acusado, para el que pide 172 años y medido de cárcel, así como indicios que le relacionan con los atentados cometidos por el mismo.
No obstante, al elevar a definitivas sus conclusiones provisionales, Azcárraga ha retirado de su acusación el delito de tenencia de explosivos, por lo que ha rebajado su petición de pena de 178 años y medio a 172 años y medio de prisión por un delito de estragos en grado tentativa y 11 de asesinato terrorista en grado de tentativa.
También ha retirado la responsabilidad civil que solicitaba para Gogeaskoetxea al considerar que no han quedado acreditados los daños psicológicos de las 11 víctimas, la mayoría agentes del Instituto Armado y sus familiares, que se encontraban ese 19 de agosto en el acuartelamiento.
Considerado uno de los máximos dirigentes del aparato militar y logístico de ETA, Gogeaskoetxea está acusado de colocar junto a Arronategui un artefacto compuesto por tres granadas que se encontraban introducidas en un tubo dispuesto para su lanzamiento hacia la fachada del cuartel.
Sin embargo, el atentado resultó fallido en tanto que una de las granadas tenía mal soldado un cable y el lanzamiento de las otras dos fracasó ya que los percutores no presionaron lo suficiente en los pistones de los dispositivos.
El fiscal ha basado parte de su acusación en el testimonio de 5 horas que aportó Kepa Arronategui ante la Ertzaintza cuando fue detenido y en el que mencionó a Gogeaskoetxea como compañero de comando.
Pero cuando Arronategui compareció en este juicio como testigo exculpó al acusado, dijo que declaró bajo torturas y que le acusó porque fue el primer nombre que se le vino a la cabeza.
Sin embargo, según el fiscal Azcárraga, esa declaración «ha sido entendida como medio probatorio válido por esta Sala y por el Tribunal Supremo» y aunque Arronategui diga que declaró bajo amenazas y torturas, hay otros «elementos que dan plena credibilidad» a su testimonio.
También ha mencionado otros indicios que incriminan a Gogeaskoetxea, como son las huellas encontradas en el caserío de Arronategui, junto con artefactos y otros «elementos idénticos» a los que fueron usados para cometer el atentado de Comillas.
Por su parte, la defensa de Gogeaskoetxea ha pedido su absolución al considerar que la acusación de la Fiscalía se basa únicamente en la declaración policial de Arronategui, que «no aporta la garantía suficiente y debería considerarse nula».
«Si no se tiene en consideración la declaración de Kepa Arronategui no hay prueba de cargo suficiente contra mi defendido», ha aseverado el letrado.
Además, según el abogado de la defensa, cuando Arronategui ratificó ante el juez su declaración policial no mencionó en ningún momento a Gogeaskoetxea en relación al atentado de Comillas, por lo que «existe una duda más que razonable sobre su autoría y participación» en el mismo.
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