Albert Ginjaume Egido ha sido apartado de sus funciones como cónsul honorario de Finlandia en Barcelona por sus ‘’actividades inadecuadas’’ vinculadas con la ‘’situación política que vive Cataluña en la actualidad’’.
Según ha explicado la embajada del país escandinavo en España, el cese ha sido ‘’a petición del Gobierno’’ y se materializará este jueves. Finlandia fulmina así a Ginjaume debido al ‘’cambio de sus aptitudes para el cumplimiento del cargo’’, y reconoce sus 19 años de servicio ‘’ejemplar’’.
Ginjaume había recibido «varios avisos» del Ministerio de Asuntos Exteriores por actividades «no compatibles con la Convención de Viena» y que, dado lo reiterado de sus actuaciones, al final se ha optado por pedir a Finlandia que le cese en su cargo.
Fuentes diplomáticas han detallado a Efe que Ginjaume era presidente de una asociación de cónsules honorarios de la cual se servía para difundir información secesionista sobre la crisis en Cataluña y en la cual se agasajaba a dirigentes nacionalistas.
El cuarto cónsul expulsado
Ginjaume se une así a la lista de cuatro cónsules honorarios que han sido destituidos de sus cargos desde el pasado mes de octubre.
Así, a mediados de octubre pasado, el Ministerio de Exteriores búlgaro destituyó al ex futbolista Hristo Stoichkov del cargo de cónsul honorario de Bulgaria en Barcelona, tras sus declaraciones ofensivas contra la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría.
En enero fue destituido el cónsul honorario filipino en Barcelona, Jordi Puig Roches, por participar en al menos una manifestación por la independencia, hecho del que publicó varias fotos en sus redes sociales.
La semana pasada, el Tribunal Supremo archivó la demanda del cónsul honorario de Letonia en Barcelona, Xavier Vinyals, cesado por el Ministerio de Asuntos Exteriores español por exhibir una bandera estelada en la sede consular.
La figura de los cónsules honorarios se rige por el Convenio de Viena de Relaciones Consulares que establece que los representantes diplomáticos de un país no podrá entrometerse en la política interna del país anfitrión.
Si así fuese, el país anfitrión puede retirarles el «exequator» o permiso de representación oficial que se concede a quien -sin ser diplomático- ostenta la representación honoraria de otro estado.
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