La exministra de Igualdad y actual dirigente de Podemos, Irene Montero, ha vuelto al centro de la controversia tras publicar un vídeo en su perfil de X (antes Twitter). En él, utiliza un tono sarcástico para referirse al problema de la «okupación» en España, una cuestión que afecta a numerosos propietarios y que ha generado un intenso debate social.
Con frases como «madre mía con el problema de la okupación, ¿eh?» y «hay que ver estos okupas», Montero relativiza este fenómeno, al tiempo que muestra datos sobre el elevado coste del alquiler en España. Su mensaje establece un contraste entre la preocupación por las ocupaciones ilegales y las dificultades que enfrentan los ciudadanos para pagar una vivienda.
El vídeo, que ha despertado críticas, pone en cuestión la postura de Montero al ignorar las experiencias de aquellos afectados directamente por ocupaciones ilegales. Según sus detractores, la dirigente de Podemos plantea un dilema innecesario entre dos problemas distintos: la «okupación» y los altos precios del alquiler. «Ambos son graves, y restarle importancia a uno de ellos no resuelve ninguno», señalan algunas voces críticas.
En un momento del vídeo, Montero introduce una comparación que ha generado especial indignación. Califica como «okupas» a inversores extranjeros que compran edificios para destinarlos al mercado del alquiler, mientras evita etiquetar del mismo modo a quienes ocupan viviendas de manera ilegal. «Comparar estas dos realidades es distorsionar el problema y confundir a la ciudadanía», han señalado algunos expertos en vivienda.
La publicación de Montero ha llevado a cuestionar la empatía y comprensión hacia los propietarios que se enfrentan a ocupaciones ilegales, quienes denuncian sentirse desprotegidos por la ley. Muchos han interpretado el mensaje de la dirigente como un intento de blanquear este fenómeno, mientras que los verdaderos dueños de las viviendas se ven atrapados en procesos judiciales largos y costosos.
Por su parte, defensores de Montero argumentan que su intención era centrar el debate en el acceso a la vivienda, un problema estructural que afecta a millones de españoles. Sin embargo, incluso dentro de estos círculos, se ha criticado el tono irónico y la falta de sensibilidad hacia quienes lidian con la «okupación» en su día a día.
La polémica ha puesto de nuevo a Montero en el ojo del huracán, reavivando un debate que enfrenta dos realidades complejas del mercado de la vivienda en España. Para algunos, su mensaje trivializa el sufrimiento de una parte de la población; para otros, subraya la necesidad de una solución integral que no deje a nadie atrás.