Las fechas de cierre de la central nuclear de Almaraz ya están marcadas en el calendario gubernamental: la unidad I se desconectará a finales de 2027, seguida de la unidad II a finales de 2028, según adelanta el diario Libremercado. Esto deja poco margen para un posible cambio de rumbo, ya que el primer trimestre de 2025 es el plazo que la central identifica como límite para iniciar los preparativos de clausura, lo que implicaría dejar de lado cualquier planificación a largo plazo, como la compra de combustible, actualización de equipos o la formación necesaria para mantener la operación.
En pleno debate sobre el papel de la energía nuclear en España y ante la falta de tiempo para reconsiderar los planes de apagado, la central ha iniciado esta semana la trigésima recarga de combustible de su unidad uno, un proceso que durará 34 días y requerirá la incorporación de 1.200 trabajadores adicionales a los más de 800 que ya operan habitualmente. Estos profesionales provienen de unas 70 empresas especializadas. Según fuentes de la planta, esta sería la penúltima recarga de combustible si se mantienen los planes de cierre. Además de reemplazar más de un tercio de los elementos combustibles, se llevarán a cabo 17 modificaciones en el diseño y actividades de mantenimiento, incluyendo la inspección de la vasija del reactor y la limpieza de los generadores de vapor.
Almaraz ha defendido enérgicamente su historial y capacidad operativa. Desde su conexión a la red en 1983, la unidad I ha generado más de 300 millones de MWh, cubriendo más del 3 % de la demanda eléctrica anual de España, lo que equivale al consumo de dos millones de hogares. Su producción anual es de unos 8 millones de MWh. La central afirma que, desde un punto de vista técnico, está preparada para seguir operando hasta los 80 años, es decir, hasta 2063. Este respaldo viene apoyado por su certificación de excelencia de la Asociación Mundial de Operadores de Centrales Nucleares, así como una inversión anual de 50 millones de euros para su mantenimiento.
El ejemplo de su «gemela» en Estados Unidos, la central nuclear de North Anna en Virginia, refuerza el argumento a favor de Almaraz. North Anna, que comparte el mismo diseño de reactores de agua a presión (PWR) de Westinghouse, ha visto cómo se ha ido extendiendo su vida útil desde los 40 años originales hasta los 60, y más recientemente hasta los 80 años. Esto significa que sus reactores seguirán operativos hasta 2058 y 2060. Dominion Energy, la empresa propietaria de North Anna, ha planteado incluso la posibilidad de instalar un pequeño reactor modular (SMR) en el futuro. Esta central provee electricidad a unos 450.000 hogares anualmente.
En términos económicos y sociales, Almaraz destaca como un pilar fundamental en su región. Según la central, es una infraestructura clave para garantizar el suministro eléctrico, empleando directa e indirectamente a unas 3.000 personas en su área de influencia. La empresa enfatiza el compromiso de su equipo humano para asegurar el servicio esencial que ofrece la planta.
La incertidumbre sobre su futuro, sin embargo, sigue presente. Si bien se espera que los planes de clausura continúen, las próximas decisiones sobre el cierre o la posible extensión de la vida operativa de Almaraz marcarán el destino de esta central y su impacto tanto en la economía local como en el suministro eléctrico del país.