«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Los inmigrantes no se conformaron con las prendas de ropa como presente

La Consejería de Políticas Sociales de Melilla (PP) accede a entregar dinero a los menas que organizaron un motín por el fin del Ramadán

Centro Fuerte de la Purísima de Melilla. Redes sociales

Una treintena de menas del centro Fuerte de la Purísima de Melilla han agredido violentamente a los trabajadores del centro exigiendo regalos y dinero a modo de obsequio por la festividad que marca el final del Ramadán. Los hechos se produjeron el pasado viernes por la tarde y desembocaron en un grave altercado que requirió la intervención de la Guardia Civil para restablecer el orden y proteger a los profesionales del centro.

Según han denunciado públicamente los sindicatos CSIF y CC.OO. Hábitat, la situación se descontroló después de que los menores recibieran ropa como presente con motivo del Eid al-Fitr, celebración que pone fin al mes sagrado. Sin embargo, lejos de conformarse con ese detalle, reclamaron también una paga en efectivo, exigiendo hasta diez euros por cabeza. Ante la negativa del personal, estalló el motín.

Los sindicatos relatan que los trabajadores fueron objeto de agresiones físicas, amenazas verbales e incluso intimidaciones con objetos punzantes. Algunos empleados resultaron heridos de distintas formas y varios tuvieron que ser atendidos en urgencias. Uno de los momentos más críticos se produjo cuando los menores bloquearon los accesos del centro, lanzaron piedras y otros objetos contundentes, e impidieron la salida de los trabajadores, que quedaron retenidos durante horas.

CC.OO. ha explicado que fue necesario evacuar al responsable de la dirección, que también fue amenazado de muerte, y que posteriormente acudió a dependencias policiales para interponer la denuncia correspondiente. Los agentes del instituto armado lograron disolver parcialmente la revuelta, aunque los episodios de insultos y amedrentamientos continuaron incluso después de su intervención.

CSIF, por su parte, ha criticado con dureza la decisión tomada por la Consejería de Políticas Sociales y Salud Pública, que al día siguiente optó por entregar el dinero reclamado a los menores, en contra de la opinión unánime del equipo técnico, educativo y directivo del centro. A juicio del sindicato, esta actuación supone «un mensaje devastador», ya que se premia una conducta violenta y se deja en una posición de total indefensión a los profesionales.

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