El decano del Colegio Cardenalicio convocará a todos los cardenales de la Iglesia universal a Roma para asistir a los funerales del Papa. En un mínimo de 15 días y un máximo de 20 se celebrará el Cónclave en el que participarán todos los cardenales menores de 80 años.
El proceso de elección del próximo Papa se realizará en la Capilla Sixtina. Se prohíben las formas de comunicación externa —bajo pena de excomunión—. Para ser elegido, un candidato debe obtener al menos dos tercios de los votos. La votación es secreta, por medio de papeletas, y se realiza hasta dos veces por la mañana y dos por la tarde cada día hasta que un candidato alcance la mayoría requerida.
Es un colegio formado por 138 cardenales de todos los continentes. Pueden elegir como Papa a cualquier católico que reúna las condiciones para serlo, pero en la práctica los candidatos se reducen a los cardenales que votan. Si un candidato logra una mayoría de dos tercios en el cónclave, se le pregunta si acepta la elección y qué nombre elige para sí mismo. Con su «sí» será Papa. Mientras, el humo blanco se elevará desde la chimenea y anunciará la elección del nuevo Pontífice.
Posteriormente, el cardenal de mayor rango en el orden de los cardenales diáconos (cardenal protodiácono), el francés Dominique Mamberti, anunciará al mundo el nombre del nuevo Papa con una fórmula solemne en latín: «Habemus papam«.
¿Elige el Espíritu Santo al Papa?
No. Son los cardenales quienes eligen al Papa mientras piden asistencia al Espíritu Santo. Lo explicó Benedicto XVI (Ratzinger) cuando era cardenal al ser preguntado si el Espíritu Santo era responsable de la elección de un Papa. «No diría que el Espíritu Santo elige al Papa, pues no es que tome el control de la situación, sino que actúa como un buen maestro, que deja mucho espacio, mucha libertad, sin abandonarnos», manifestó.
«El papel del Espíritu Santo hay que entenderlo de un modo más flexible. No es que dicte el candidato por el que hay que votar. Probablemente, la única garantía que ofrece es que nosotros no arruinemos totalmente las cosas», agregó, antes de señalar que «hay muchos Papas que el Espíritu Santo probablemente no habría elegido».