El Papa Francisco ha muerto a las 7.35 horas de este lunes a la edad de 88 años, en su residencia de la Casa Santa Marta del Vaticano. El cardenal Kevin Farrell, Camarlengo de la Cámara Apostólica, fue el encargado de anunciar en un vídeo, acompañado del secretario de Estado, Pitro Parolin.
«Queridos hermanos y hermanas, con profundo pesar debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7.35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre», comunicó desde la Casa Santa Marta.
El Papa tendrá un funeral más sencillo. El Vaticano sigue tres etapas o «estaciones» claramente definidas, según establece el ritual actualizado por Francisco. La muerte del Papa ya no se certifica en la habitación donde falleció, sino en su capilla privada. En ese mismo momento, el cuerpo es depositado directamente en un único ataúd de madera con interior de zinc, eliminándose así el anterior paso del traslado a la capilla del Palacio Apostólico. Este cambio responde a que Francisco vivía en la Casa Santa Marta y no en el Palacio Apostólico.
En la segunda, el féretro con el cuerpo del Papa se traslada directamente a la basílica vaticana y se expone allí, abierto, para que los fieles puedan venerarlo. Esta exposición ya no se realiza sobre un catafalco (estructura cubierta con vestiduras usada tradicionalmente en exequias solemnes), ni se acompaña del báculo papal junto al féretro. Finalmente, el féretro se cierra definitivamente la víspera de la misa exequial.
En la tercera etapa, se lleva a cabo el traslado final del féretro hacia el lugar del entierro. El nuevo protocolo elimina la tradición de sepultar a los papas en tres ataúdes consecutivos uno de ciprés, otro de plomo y uno más de roble. Francisco introdujo así una simplificación que implica un solo ataúd. Siguiendo las modificaciones aprobadas por Francisco, durante los rituales fúnebres se emplearán títulos más simples, similares a los utilizados en los funerales de los obispos. Por ejemplo, se eliminará la expresión «Romano Pontífice» para destacar claramente «el carácter pastoral» del Papa.
Una de las principales novedades introducidas por Francisco es la posibilidad expresa de que los Papas puedan ser enterrados fuera de la basílica vaticana. Francisco expresó su voluntad de ser enterrado en la basílica romana de Santa María la Mayor. «Como siempre le prometí a la Virgen, ya está preparado el lugar. Quiero ser enterrado en Santa María Mayor», afirmó.