En Cataluña, más de 600 herencias sin destinatario esperan ser reclamadas. La Generalidad trabaja en identificar a familiares con hasta cuarto grado de consanguinidad de personas fallecidas cuyo patrimonio permanece sin dueño. El caso más antiguo data de 1984, y si no se encuentran herederos, los bienes pasan a manos de la Administración.
Para localizar a los posibles beneficiarios, la Generalidad sigue un procedimiento regulado por ley que incluye consultas en el Registro Civil, la Seguridad Social, la Agencia Tributaria y el Registro de la Propiedad. Si la búsqueda no da frutos, el proceso se hace público en el Diario Oficial de la Generalidad, en el BOE y en la web de la Consejería de Economía. Según el abogado y experto en herencias Abel Marín, «la Administración cumple la normativa, publicando anuncios y buscando en las instituciones correspondientes».
Marín también señala que la gestión de estas propiedades es esencial para evitar problemas sociales. «Un inmueble abandonado puede ser okupado, generando conflictos difíciles de resolver, tanto legales como para los vecinos,» explica. Sin embargo, el abogado expresa cierta preocupación sobre el proceso de subasta pública, advirtiendo que «en algunos casos, personas cercanas a la Administración podrían obtener ventaja por contar con información privilegiada».
Además de las implicaciones legales, Marín destaca la importancia de realizar un testamento bien planificado. Recomienda evitar modelos genéricos, que pueden llevar a resultados no deseados. «Un testamento bien hecho no solo asegura que tu patrimonio vaya a tus seres queridos, sino que también puede reflejar tus valores», añade. Por ejemplo, quienes no tienen familiares cercanos podrían optar por donar su herencia a una ONG o una causa que les importe, en lugar de permitir que pase a la Administración.
En Cataluña, los bienes intestados que no encuentran herederos pueden dirigirse a entidades sociales y culturales. Entre estas, destacan organizaciones como Òmnium Cultural o Plataforma per la Llengua, conocidas por su fuerte implicación política. Este hecho plantea interrogantes para algunos, especialmente aquellos que preferirían evitar que sus bienes terminen asociados a iniciativas ideológicas contrarias a sus creencias.
En última instancia, el mensaje es claro: la planificación es crucial. «Redactar un testamento no solo es un acto de previsión, sino también una manera de ejercer control sobre tu legado», concluye Marín.