Una zona geográfica «
constitucionalista» y distinta, según sus defensores, a la Cataluña rural que vota al separatismo.
Las elecciones autonómicas catalanas han confirmado la existencia de «Tabarnia», una zona geográfica «
Ciudadanos logró ganar el pasado jueves en Barcelona capital con el 24,03% y las principales ciudades de su cinturón. En Hospitalet, por ejemplo, arrasó con más del 33% de los votos -el PSC obtuvo el 23,06% y el PP el 6,24%-; en Badalona, la formación naranja logró el 31,16%, el PSC el 17,03% y algo más del 8% del PP; en Santa Coloma de Gramenet consiguió el 35,61% y más de 21.000 papeletas, etc. En el conjunto de la circunscripción, de los 85 escaños en liza, la candidatura de Inés Arrimadas logró 24, siete más que en 2015, con un 26,56% de los votos. En Tarragona, siguió la misma línea. En toda la provincia logró 6 escaños y el 27,47% de los votos. En la capital, el porcentaje creció hasta el 35,08%.
Los defensores de la independencia de Barcelona y Tarragona de Cataluña -para seguir siendo parte de España en forma de comunidad autónoma- se quejan de que las provincias históricamente más nacionalistas tienen mayor representación parlamentaria. Con ese reparto, la provincia con mayor censo electoral, Barcelona -un 77%-, tiene derecho a elegir al 63% de los diputados. Por otra parte, Lérida, donde viven el 5,7% de los catalanes, decide el 11% de los representantes.
La Plataforma por la Autonomía de Barcelona se presenta como una organización «ciudadana de base transversal, unitaria y democrática» con el objetivo de lograr una gestión política y fiscal propia para Barcelona y Tarragona al margen de la Generalitat de Cataluña. O lo que es lo mismo, crear una nueva comunidad autónoma. «A las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona no nos interesa la independencia -de Cataluña- para nada, desde ningún punto de vista. Estaríamos mucho mejor solos que gobernándonos bajo la Generalitat», asevera, antes de incidir en el derecho de los ciudadanos a que se les pregunte si quieren continuar financiando un proyecto contrario a sus intereses o si por el contrario «prefieren un nuevo marco legislativo más justo y acorde con sus necesidades».
Afirma que Cataluña está formada por «dos zonas claramente diferenciadas desde el punto de vista económico, lingüístico, identitario, poblacional y social» y que la división administrativa actual no se corresponde con la realidad y por tanto es necesario cambiarla. En este sentido, asegura reunir para su causa a más de un centenar de agrupaciones, asociaciones y empresas de todos los ámbitos de Barcelona así como ciudadanos a título particular: «El tabarnexit es la respuesta lógica de un territorio que se ha visto y que se ve amenazado por el independentismo y que busca desesperadamente evitar las consecuencias catastróficas de una separación de Barcelona y Tarragona de España».
Cree asimismo que logrando una autonomía propia para Barcelona y su área de influencia se conseguiría un triple objetivo: recuperar la soberanía histórica del condado de Barcelona como territorio autónomo e independiente; gestionar los recursos que genera Barcelona de una manera más justa y eficiente, evitando los agravios territoriales que padece desde hace 40 años por la Generalitat; y asegurar la permanencia en España y la estabilidad. «Se evitaría una ruptura sentimental, económica y social entre la sociedad barcelonesa», finaliza.
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