El presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijoo, ha admitido este lunes que el PP no ha alcanzado sus «expectativas» en las generales, pero ha subrayado que su «responsabilidad» es liderar las conversaciones para «intentar formar Gobierno» tras ser la fuerza más votada. Su pírrica victoria electoral —por poco más de 330.000 euros y catorce escaños— se produjo tras demonizar a su único socio (VOX), hundir la alternativa con el «voto útil» y ofrecer pactos a un líder socialista cuyo Gobierno no ha pasado ni un sólo día —de los cinco años de su mandato— sin un escándalo.
Sánchez incluyó a ministros comunistas en el Gobierno (un caso único en Europa); nombró a su ministra de Justicia (Dolores Delgado) como fiscal general del Estado; pactó con separatistas —con quienes montó una mesa de negociación «bilateral» y blindó la discriminación lingüística en Cataluña— y con los bildutarras —a quienes concedió el fin de la dispersión de presos etarras, y les entregó el control de las cárceles y la eliminación de competencias a la Guardia Civil en Navarra—, e indultó a los golpistas encarcelados por el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.
Declaró dos estados de alarma inconstitucionales y un cierre del Congreso ilegal. Amplió el rodillo ideológico izquierdista (aborto, eutanasia, ley trans) que inició José Luis Rodríguez Zapatero, hoy principal valedor del propio Sánchez. Benefició a 1.200 delincuentes sexuales (con más de un centenar de excarcelaciones). Aprobó una ley de memoria que impone una verdad hemipléjica y supone un ataque directo a la libertad individual, a la libertad de pensamiento y a la libertad de cátedra al señalar buenos y malos en la historia de España según su interpretación oficial. Derogó el delito de sedición y rebajó el de malversación. Incluyó a afines suyos (Conde-Pumpido, el exministro Campo…) en el Tribunal Constitucional y a ERC y a Bildu en la Comisión de Secretos Oficiales.
El líder del Partido Popular priorizó la demonización de VOX ofreciendo incluso a los votantes de Podemos y hasta a los nacionalistas que votaran al PP si no querían que pactara con la formación liderada por Santiago Abascal. Y ofreció un pacto al PSOE para que gobernara «la lista más votada» —parece imposible derogar el socialismo con los votos del propio Sánchez— y cinco «pactos de Estado» para evitar un acuerdo con la formación liderada por Santiago Abascal.