Al igual que en el nombramiento de Sánchez, la cruz y la Biblia han desaparecido de la mesa. Sólo Borrell y Grande-Marlaska han hecho una inclinación ante Felipe VI. El resto, un breve saludo.
Los ministros del Gobierno de Pedro Sánchez han acudido al Palacio de la Zarzuela para prometer sus cargos ante el Rey .
Sánchez, que prometió su cargo de presidente del Gobierno ante Felipe VI el pasado sábado, ha regresado a la Zarzuela para asistir a esta ceremonia de sus ministros, quienes se desplazarán ahora a sus respectivos departamentos para tomar posesión de sus nuevas responsabilidades.
El líder socialista comunicó este miércoles al Rey la lista de quienes formarán parte de su Gabinete y compareció a continuación en el Palacio de la Moncloa en una rueda de prensa sin preguntas.
Los presidentes del Congreso, el Senado, el Tribunal Constitucional y el Supremo han asistido a esta ceremonia, que ha tenido lugar en el Salón de Audiencias, como es tradicional, y con la que abre su mandato el Gobierno.
Sánchez obtuvo la confianza del Congreso de los Diputados como nuevo presidente del Gobierno el pasado viernes con 180 votos a favor -PSOE, Unidos Podemos, ERC, PNV, PDeCAT, Compromís, EH-Bildu y Nueva Canarias-, 169 en contra -PP, Ciudadanos, UPN y Foro- y la abstención de Coalición Canaria.
Ni un juramento… y otros gestos
Ninguno de los ministros ha jurado su cargo -todos han optado por la fórmula de la promesa- y, a la hora de comprometerse a guardar el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros, la gran mayoría ha preferido entonar la fórmula más extensa de ‘Consejo de Ministras y Ministros’, obviando que el masculino ejerce de genérico y engloba tanto a mujeres como a hombres, como se encarga de recordar la Real Academia de la lengua española.
Hay más símbolos de protocolo destacables: de todos los ministros, sólo el de Exteriores y el de Interior -Josep Borrell y Grande-Marlaska- han inclinado la cabeza ante el rey Felipe VI justo antes de prometer su cargo. El resto ha optado por un leve gesto de asentimiento o un breve saludo.
‘Conectaremos con Europa’
Grande-Marlaska ha defendido que el departamento del que se hace cargo desde hoy es un ministerio «de Estado», que conforman todos los españoles y en el que trabajará con respeto a la constitución y para genera una «conexión con Europa».
Así lo ha dicho Grande-Marlaska en su toma de posesión arropado por el exministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba, el exjuez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz y el actual magistrado de este tribunal Alfonso Guevara, además de los altos mandos de la Policía y la Guardia Civil.
Tras la cesión de la cartera de su ya antecesor Juan Ignacio Zoido que le ha deseado «muchísima suerte», el juez Grande-Marlaska ha destacado que el Ministerio del Interior «somos todos» y que «todos vamos a trabajar por lo que la Constitución nos exige, generar un estado de Derecho, unas condiciones para que todos podamos ejercitar nuestros derechos y libertades».
El nuevo titular de Interior ha finalizado su breve intervención con un saludo a sus amigos presentes en el acto, a su familia, a su marido y un recuerdo para su madre, fallecida recientemente. «Ya sabéis dónde estoy, espero estar a la altura de las circunstancias».
‘Con la Constitución todo, pero fuera de ella nada’
Robles ha advertido al asumir el cargo que dentro de la Constitución «todo» cabe con «diálogo y tolerancia», pero que fuera de ella, «nada» es posible.
Robles ha trasladado este mensaje en su toma de posesión en el acto celebrado en la sede del ministerio después de recibir la cartera de manos de María Dolores de Cospedal, quien le ha deseado «toda la suerte del mundo».
La nueva ministra ha mostrado su «orgullo» por el papel que las Fuerzas Armadas (FAS) desempeñan en la defensa del marco de convivencia que es la Carta Magna.
«No hay Estado de derecho si no hay Constitución. Con la Constitución, todo, diálogo y tolerancia. Fuera de la Constitución, nada, y las Fuerzas Armadas son las que nos protegen porque tienen esa misión de la defensa del ordenamiento constitucional», ha asegurado ante la cúpula militar, en alusión al desafío independentista en Cataluña.