“Nadie sabe los favores que debemos por haber logrado que hagan las declaraciones que han hecho”. Son declaraciones del exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Margallo, en un programa de televisión en marzo de este año refiriéndose al posicionamiento de la Unión Europea en torno al desafío separatista.
Hablaba de favores, de conversaciones constantes con primeros ministros y, a fin de cuentas, de hacer política. Este martes el actual diputado popular ha ido un poco más allá y ha hablado de dos casos concretos en los que el Gobierno logró frenar el reconocimiento del movimiento separatista por parte de dos agentes exteriores. Se trata de Israel, nación considerada simpatizante con las aspiraciones catalanas, y de Escocia, que atraviesa una situación similar a nuestra región mediterránea.
El caso de Israel
En el transcurso de una entrevista de Margallo este martes en LaSexta, el exministro ha reconocido dos de esos favores a los que hacía mención meses atrás. Interpelado sobre la sintonía existente entre Israel y el separatismo catalán, Margallo se muestra contundente y confirma que eso no es así. Y en ese momento desvela su intervención directa en lo que denomina la ‘realpolitik’: ‘’¿Sabe por qué no lo haría? Yo le dije al primer ministro, a Netanyahu: si hay una declaración de simpatía nosotros reconoceríamos inmediatamente a Palestina como miembro de Naciones Unidas’’.
España no reconoce formalmente a este país como independiente, a pesar de defender la vía de los dos Estados como solución al conflicto. Sin embargo, ya en 2014 el Congreso de los Diputados -con el voto favorable de todos los partidos- instó al Ejecutivo al reconocimiento formal de Palestina, algo que no se ha producido hasta la fecha.
La intervención en Escocia
El otro caso desvelado por el ministro en la entrevista es el de Escocia. La isla británica sigue perteneciendo al Reino Unido después de que los nacionalistas perdieran el referéndum de independencia. Tras el brexit, la región ha vuelta a pedir la convocatoria de una nueva consulta por la salida de todo el país del bloque comunitario.
Precisamente es la pertenencia a la Unión Europea la baza empleada por Margallo para evitar el impulso del separatismo catalán por parte de Escocia. El exministro decide desvelar la reunión que tuvo en 2012 con el entonces ministro principal de Escocia, Alex Salmond, en casa de un empresario español que tenía intereses en la región.
‘’Él quería hablar conmigo y yo le dije: cualquier declaración de simpatía con el proceso catalán me obligará a decir delante de una cámara que España vetará el ingreso de Escocia en la UE, cualquiera que sean las circunstancias y cualquiera que sea el procedimiento, pactado o no, por el que haya llegado a la independencia’’, ha desvelado Margallo.
El no reconocimiento internacional
Para que un Estado sea independiente debe ostentar el control del territorio y de la población, además del reconocimiento internacional. Este último punto ha sido el que más quebraderos de cabeza ha provocado en el Ejecutivo.
Sin embargo, ningún Estado ha reconocido formalmente la escueta ‘república catalana’. Ni siquiera las regiones bálticas -consideradas aliadas del procés’- ni el Parlamento regional de Quebec, modelo al que aspiran los separatistas. Tan solo algunos diputados verdes y el sector anticapitalista de Podemos han dado validez a la DUI.
Maduro y Kosovo dudaron en un principio sobre su posición, pero finalmente optaron por la postura defendida por la Unión Europea y el resto de naciones Hispanoamericanas y desecharon tal posibilidad.
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