El Ministerio de Interior que dirige Fernando Grande-Marlaska quiere lavarse las manos respecto a las actuaciones que ordenó a los policías que durante semanas han reprimido las protestas en Ferraz contra la amnistía y que, en la mayoría de días, han estado caracterizadas por la desproporcionalidad.
Los sindicatos policiales se quejaron del uso de gases lacrimógenos contra los manifestantes y exigieron la destitución del delegado del gobierno en Madrid. El Ministerio reniega ahora de esa orden, que no gustó a los agentes.
En concreto y según una resolución a la que ha tenido acceso El Debate, la cartera que dirige Marlaska asegura que «no se recibió ninguna instrucción política ni de organización ni con carácter previo ni durante dicha concentración«.
Añaden que «desde la Delegación del Gobierno no se dio ninguna instrucción en relación con el dispositivo de seguridad de la concentración«, sino que «la seguridad de las manifestaciones y concentraciones viene desarrollándose a través de operativos previos, por las fuerzas y cuerpos de seguridad que, como verdaderos profesionales y expertos en la materia, valoran in situ y en el momento las actuaciones a desarrollar en función del desarrollo de las mismas con el fin de salvaguardar la seguridad ciudadana, el orden público, y la integridad física de los agentes policiales del dispositivo». Es decir, aseguran que la responsabilidad de las actuaciones es exclusiva de los agentes.
