El negocio de los medios de comunicación tradicionales ya no son las noticias ni los análisis ni las entrevistas, sino los aplausos a los poderosos que les dan las subvenciones y la publicidad que les permiten sobrevivir.
Poca independencia hay y menos servicio al lector cuando el Gobierno nacional es el mayor anunciante (con un presupuesto de 138 millones de euros para este año) de España y el nuevo jefe de contenidos del grupo de comunicación más grande es un asesor personal del presidente del Gobierno, como José Miguel Contreras. Y se ha visto en este año recién empezado con los silencios de la prensa y las televisiones ante las protestas de los agricultores en Europa y las quemas vandálicas en Nochevieja de cientos de vehículos en Francia.
Muchos editores, tertulianos y redactores viven en la misma burbuja que los políticos. Los privilegiados gozan de sueldos impropios de unas empresas arruinadas. Por eso se llevan sorpresas como la que le ha ocurrido a la agencia Europa Press.
Esta agencia de noticias, la segunda de España tras la pública EFE, organizó una encuesta en X entre el 31 de enero y el 7 de febrero sobre el gran asunto/negocio de las élites y sus ONG: el cambio climático.
Los resultados son los siguientes. Votaron casi 19.000 usuarios de X. A la pregunta de «¿Te preocupa el cambio climático?», casi el 82% respondió ‘no’. Sólo un 19% escaso dijo ‘sí’.
En esta situación también tienen responsabilidad los ciudadanos, no ya con su voto a partidos que aplican la Agenda 2030, aprueban la Ley de Cambio Climático o van a cerrar las nucleares, sino con su silencio cobarde.
Precedía a la encuesta un vídeo con varias entrevistas realizadas a estudiantes en la Ciudad Universitaria de Madrid. Todos mostraban su preocupación y algunos pedían medidas como la restricción del uso del coche y del acceso a las playas. O bien nadie se atreve a salirse del discurso dominante cuando se encuentra ante un micrófono o bien la agencia montó el vídeo sólo con las opiniones que confirmaban el discurso dominante.
En cualquier caso, la realidad es que a casi el 82% de los que votaron en la encuesta el cambio climático no les preocupa. ¿Por qué en las tertulias de la radio y la televisión y las columnas de la prensa escrita ese grupo de ciudadanos no tiene representación?
